Italia
En un solo espacio
Alberto Rosas
![](/img/retratos/rancatore_como_olympia200931273258.jpg)
La ópera fue representada en esta ocasión con la realización escénica del escenográfo Ezio Frigerio y del director de escena francés Nicolás Joel, que fue coproducida con los teatros: Théâtre du Capitole de Toulouse, la Opera de Tel Aviv y el Teatro Real de Madrid, donde fue estrenada a finales del año 2006.
En su estructura, los Cuentos de Hoffman constan de un prólogo, tres actos y un epílogo, pero como su compositor falleció el 5 de octubre de 1880, cuatro meses antes del estreno de la ópera, esta quedo incompleta. Para poder ponerse en escena, la obra fue completada por Ernest Guiraud (conocido por haber musicalizado los recitativos de la opera Carmen). Su intervención consistió en la realización de los recitativos, en completar la orquestación, así como agregar diversos pasajes musicales. El orden original de los actos (Olympia, Antonia, Giulietta) fue frecuentemente cambiado en el siglo pasado, poniendo como segundo acto el de Giulietta y como final el de Antonia, que es considerado musicalmente mas completo. En un principio, el acto de Giulietta fue simplemente omitido, agregando en el prologo el aria de Hoffmann 'Amis! L’Amour tendre et reveur' y se insertaba la 'Barcarola', sin duda la página mas popular de la opera, en el acto de Antonia. El acto de Giulietta fue reintroducido en la opera en 1881. La obra ha sufrido múltiples modificaciones, por lo que no es posible hablar de una versión original, y las soluciones para su realización se determinan por medio de posibles variantes, como en este caso que la sucesión de números se adaptó a las exigencias de esta puesta en escena, coproducida entre varios teatros importantes.
La escenografía del italiano Ezio Frigerio une los diferentes actos en un mismo lugar geográfico, el tiempo aunque indeterminado bien podría situarse a principios del siglo XX, y la acción de la opera, se desarrolló dentro de una estructura metálica, de estilo arquitectónico similar al de la torre Eiffel de Paris, o que ya se ha sugerido en otras ocasiones, la del famoso Crystal Palace erecto en Londres. Lo cierto, es que pretende evocar la invención mecánica y la cultura del hierro de la época, y que según su creador, encaja perfectamente con el mundo mágico y por lo tanto, en una visión desordenada de la ópera. La escenografía tiende a ser rígida, ya que no cambia en cada acto, y solo se van agregando algunos elementos para diferenciar las escenas, por mencionar algunos: una orquesta mecánica en el acto de Antonia, o una locomotora en el segundo acto. La obra se complementó con trajes misteriosos, irreales y cercanos a la pintura, de Francesca Squarciapino, que dan a la escena un carácter real y misterioso y un correcto manejo de la iluminación, lo que para la vista del público fue ampliamente satisfactorio y evocador. La dirección de Nicolas Joel, directa, sencilla y sin alteraciones de la historia, pero si exaltando los momentos de jocosidad y dramatismo en la medida justa que era posible.
La dirección musical fue encomendada al director francés, Emmanuel Villaume, quien dirigió también las funciones en Madrid, y tuvo un resultado óptimo, su lectura entusiasta, de correcta dinámica y consideración por las voces, asimismo, el coro jugó un papel importante en el desarrollo de la función.
Vocalmente, el papel estelar fue encomendado al tenor mexicano Arturo Chacon-Cruz, quien realizó una caracterización de un juvenil Hoffman, elegante, y atrevido en la manera segura y confiable de afrontar y resolver las dificultades del papel. Su voz es fresca, clara de un agradable y colorido timbre, que manejo con adecuada proyección e impecable dicción francesa.
Abordando los cuatros personajes maléficos, Alfonso Antoniozzi, fue un actor vivo, lleno de energía, que no tuvo problemas para cantar correctamente. La soprano Désirée Rancatore, recreó su conocida caracterización de la muñeca Olympia, deliciosa, vocalmente ágil, precisa y siempre en tono con sobreagudos generosos. Rafaella Angeletti otorgó al papel de Antonia calor y emoción, y Nino Surguladze cantó un vocalmente correcto Nicklausse, pero su prestación escénica mostró poca gracia y destreza actoral, tendiendo a la rigidez. La mezzo soprano Mónica Bacelli dio vida al personaje de Giulietta con voz plena de gran expresividad que la llevaron a cantar los momentos mas intensos y dramáticos, así como los mas ligeros de su personaje con acierto.
Del resto del extenso elenco que cumplió correctamente con sus asignaciones, se puede resaltar el trabajo del venezolano Diego Matamoros como Luther, el de Carlo Bosi como Andrés, Cochenille, Frantz y Pitichinaccio, y el de Emanuele Giannino como Spalanzi, y la armoniosa Giovanna Lanza que prestó su voz como la madre de Antonia.
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