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Tankred Dorst dirigirá el 'Anillo' de Bayreuth de 2006

Redacción
lunes, 15 de noviembre de 2004
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El dramaturgo alemán Tankred Dorst dirigirá la nueva producción del Anillo de los Nibelungos de Richard Wagner prevista para el Festival de Bayreuth de 2006, en sustitución del director de cine danés Lars von Trier.

Autor de teatro, narrador, cineasta, autor de piezas radiofónicas, traductor, Tankred Dorst nació el 19 de diciembre de 1925 en Oberlind (Turingia). Su padre, ingeniero y fabricante murió en 1931. A los 17 años, siendo alumno de enseñanza secundaria ingresó en el ejército alemán y fue hecho prisionero por las autoridades inglesas y alemanas hasta 1947.

En 1950 inicia su formación universitaria en Filología Alemana, Historia del Arte y Arte Dramático en Bamberg y Munich. Tres años después, en 1953, funda con el compositor Wilhem Killmayer Das kleine Spiel, un teatro de marionetas estudiantil al que aporta sus primeros textos.

En 1960 estrena sus primeras obras de teatro: Die Kurve en Lübeck, Gesellschaft im Herbst en el Teatro Nacional de Mannheim y La Bufonatta en Heidelberg.

A principios de los años 70 se une a Ursula Ehler, con la que escribe distintas obras de teatro, entre las que destacan Toller (1968), Eiszeit (1973), Die Villa (1976), Merlin oder Das wüste Land (1981), Parzival (1987), Korbes (1988), Karlos (1990), Herr Paul (1994) y Die Lengende vom armen Heinrich (1997).

Tankred Dorst ha traducido y adaptado al teatro numerosos obras de Diderot, Molière y O'Casey y ha dirigido las películas Klaras Mutter (1978), Mosch (1980) y Eisenhans (1982).

En la actualidad reside en Munich. Sus farsas, parábolas, obras en un acto y adaptaciones de los años 60 han seguido la tradición del Teatro del Absurdo y se inspiran en las obras de Ionesco, Giradoux y Beckett. Su gran obra dramática Merlin oder das Wüste Land, estrenada en 1981 en el Teatro de Düsseldorf, narra desde la perspectiva de los nacidos después de la guerra, "una historia de nuestro tiempo; el fracaso de las utopías " y ha sido considerada por la crítica como una obra teatral grandiosa, comparable al Fausto de Goethe.

La obra de Dorst ha sido recompensada con numerosos premios, entre ellos: l Premio Gerhard Hauptmann (1964), Premio de la Ciudad de Florencia (1970), Premio del Teatro de Lisboa (1970), Premio literario de la Academia de Bellas Artes de Baviera (1983), Premio Mülheim para autores dramáticos (1989), Premio Georg Büchner (1990), Premio ETA Hoffman (1996) y Premio Max Frisch de la Ciudad de Zürich (1998).

Día Internacional del Teatro

Tankred Dorst fue el autor elegido para el Mensaje internacional del Día Mundial del Teatro 2003 cuyo contenido es el siguiente:

Siempre nos planteamos si el teatro sigue teniendo vigencia.

Durante dos mil años, el teatro ha servido al mundo de espejo, ha planteado la situación del hombre. La tragedia reflejaba la vida como un destino fatal; la comedia muy a menudo, también. El hombre estaba plagado de defectos, se equivocaba inexorablemente, luchaba con sus circunstancias, ansiaba el poder y era débil, pérfido e ingenuo; tenía la inocente alegría del ignorante y enfermaba de Dios.

Ahora oigo decir que nuestra vida ya no es abarcable con los medios tradicionales del teatro, ni con la dramaturgia tradicional, y, por lo tanto, ya no sería posible contar historias.

En su lugar habría textos de diversa índole, sin diálogos, reemplazados por enunciados y declaraciones sin ninguna acción dramática.

En el horizonte de nuestras vidas emerge ya otra especie humana muy diferente: seres clonados y manipulados genéticamente a voluntad. Este nuevo tipo de hombre infalible - si llegara a existir- no precisaría ya del teatro tal como nosotros lo conocemos. Los conflictos que el teatro plantea, le resultarían incomprensibles. Pero el futuro no lo conocemos. Creo que deberíamos con toda la fuerza y todo el talento que nos ha sido dado - por quien no sabemos- tratar de defender nuestro presente maligno, bello y lleno de imperfecciones, nuestros sueños irracionales y nuestros esfuerzos, aunque sean inútiles, contra el futuro incierto.

Tenemos medios para ello: el teatro es un arte impuro y en esto radica su fuerza vital. Utiliza sin miramientos todo lo que se le pueda cruzar por el camino. Siempre traiciona sus propios principios. No está a salvo de las modas vigentes de la época, se sirve de la imaginería de otros medios, se expresa a veces con lentitud, otras con vivacidad, tartamudea, enmudece, es exagerado, extravagante y banal, se esconde, destruye historias y no obstante las cuenta.

Tengo la esperanza de que el teatro siempre se llena de vida, mientras los hombres sientan la necesidad de presentarse y mostrarse mutuamente cómo son, cómo no son y cómo deberían ser. Sí,. ¡que viva el Teatro! Es uno de los grandes inventos de la humanidad, tan grande y tan básico para el hombre como el invento de la rueda o el dominio del fuego.

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