Discos
Su fragancia se pierde y es despreciada
Xoán M. Carreira
Este disco se anuncia como un "intento de rescatar del olvido un género que gozó de gran éxito y desarrollo en la España de finales del siglo XVIII y principios del XIX" cuando "lo castizo imprimía carácter en la música culta y los autores clásicos se inspiraban en ritmos y giros populares para desarrollar sus mejores composiciones. La lírica a la italiana se iba imponiendo poco a poco en la moda musical española y las grandes divas echaban mano de su racialidad para desarrollar el virtuosismo a la española que las seguidillas requerían."
Tras este destilado de ranciedad patriotera y esencialismo xenófobo se nos ofrece una colección de dieciseis preciosas canciones del primer tercio del siglo XIX armonizadas por Felipe Sánchez Mascuñano -director de Axivil Goyesco- para dos violines, violonchelo, flauta y guitarra, agrupación que, según justifica Felipe Sánchez, "además de ser perfectamente histórica es el sonido ideal para reproducir la transparencia del clasicismo y la gracia de la música española de ese momento." Sin embargo y para desgracia de Felipe Sánchez, el repertorio que interpreta no es "clásico" sino claramente romántico y su concepción anacrónica de estas canciones contamina sus arreglos -ramplones-, su interpretación -isométrica y repetitiva- y su concepción estética -ñoña, como mínimo. Por otra parte, no se trata en modo alguno de "una moda musical española", sino de una moda internacional, como lo demuestra el hecho de que muchas de las canciones que 'ejecuta' Axivil Goyesco están publicadas en París y Londres, ciudad en la que publicó Beethoven (1815-1816) sus seguidillas y tiranas, con las que -por fortuna para los oyentes- no se ha atrevido Felipe Sánchez.
En la introducción a su Antología (siglo XIX). La canción con acompañamiento de guitarra Madrid: ICCMu, 1995), Javier Suárez Pajares explica que este género disfrutó de gran vigencia entre los años de la Revolución Francesa y la Primera Guerra Mundial y que a partir de este momento, "de un modo similar a lo que aconteció con la guitarra misma, entró en una decadencia acusadísima". Las fuentes de esta moda, según Suárez Pajares, son los repertorios teatral y bolero "que tienen bastante en común ya que es precisamente en el ámbito teatral donde el bolero -como música y como baile- y también la tirana, alcanza su mayor popularidad."
El éxito de las pioneras ediciones de las canciones de Fernando Fernandiere (1799) y José Rodríguez de León (ca. 1801) prueban la existencia de un mercado incipiente para este género que habitualmente se difundía a través de copias manuscritas que no conocieron la imprenta hasta nuestros días, a través de las ediciones que Brian Jeffery ha publicado de obras de Fernado Sor (1976), Federico Moretti (1978) y Salvador Castro de Gistau (1981) y de la ya mencionada de Suárez Pajares.
Estas son las canciones que interpreta Axivil Goyesco en este disco, por más que en los créditos del mismo no se mencionen los nombres de los investigadores que las estudiaron y publicaron y se atribuya el mérito exclusivo a Felipe Sánchez Mascuñano. Tampoco, por mucho que así lo anuncie, la labor de Axivil Goyesco es "un serio trabajo de re-construcción, re-instrumentación y re-creación musical" (bueno, esto último, quizás), sino una zafia chapuza, agravada por la absoluta falta de respeto a la propiedad intelectual ajena, pues con el pretexto de los arreglos Felipe Sánchez utiliza, sin citar y sin declarar a la Sociedad General de Autores, las ediciones críticas de relevantes investigadores de la historia de la guitarra, especialmente de los ya mencionados Brian Jeffery y Javier Suárez Pajares.
La soprano Pilar Jurado, cuyo sentido de la afinación y la medida es puesto en evidencia en sus interpretaciones de música actual, intenta emular en esta ocasión las patéticas características canoras e interpretativas de Monserrat Figueras, obteniendo el mayor 'éxito' en su empeño, salvo en el afortunadamente inimitable color vocal de Figueras.
Tras escuchar La Seguidilla Galante, uno queda con la impresión de que Axivil Goyesco ha ido más allá de sus declaradas aspiraciones de "re-construcción", ya que estas interpretaciones se asemejan, en estilo y en técnica, a como debieron de sonar los conjuntos instrumentales que acompañaban a las compañías de la legua que recorrían los polvorientos caminos de la estepa castellana en los tiempos de Carlos IV.
Probablemente, la mejor valoración de este disco la podemos encontrar en la canción atribuida a Manuel García en el corte 5 de este disco: "Como rosa entre espinas es la belleza/que es preciso punzarse para cogerla" y cuyos últimos versos dan título a este artículo.
Comentarios