Alemania

Muerte de una Diva

José Luis Ruano
viernes, 20 de mayo de 2005
Darmstadt, sábado, 14 de mayo de 2005. Ariadne en Naxos. Música de Richard Strauss, libreto Hugo von Hofmannstahl. Estreno de la ópera en su segunda revisión en la Wiener Hofoper el 4 de Octubre de 1916. Escenografía: Werner Heinrichmöller , Decorados: Bernhard Kleber, Vestuario: Angelique Peiffer/Ulrike Schörghofer, Videoproducción: André Götzmann, Dramaturgia: Helga Utz. Elenco: Mayordomo: Andreas Stadler - Profesor de música: Hans Christoph Begemann - Compositor: Katrin Gerstenberger - Baco: Alexander Spemann - Un oficial: Juri Lavrentiev - Maestro de danza: Jeffrey Treganza - Peluquero: Ji Won Lee - Un lacayo: Hans Joachim Porcher - Zerbinettta: Andrea Bogner- Primadonna/Ariadne: Nicola Belle Carbone - Harlekin: Werner Volker Meyer - Scaramuccio: Sven Ehrke - Truffaldin: Dimitry Ivashchenko - Brighella: Raphael Pauß - Najarde: Sonja Gerlach - Dryade: Elisabeth Hornung - Echo: Anja Vincken. Dirección musical: Stefan Blunier Orquesta del Staatstheater Darmstadt. Comparsas del Staatstheater Darmstadt Ocupacion 95% del aforo
0,0002332

Las verdaderas tragedias acontecen en la vida real. No hay duda de ello, pues la prensa de boulevard y las páginas de sucesos nos relatan el desenlace trágico de parejas y vidas solitarias. La traición e infidelidad masculina arrastra a una Diva al fracaso. Del resto se encarga la ruta ya conocida del alcohol y el abuso de psicofármacos, al final se desmorona una vida y destino que tan sólo buscaba dicha en el amor y una felicidad que se desvanece como ilusión imaginaria.

Otra víctima más pues del choque entre el deseo de felicidad y la realidad.  El fracaso de una Diva abandonada por su amante en una solitaria estación de gasolina es la estación final de una vida azotada por un destino trágico. Un desolado paraje como réplica de un mundo interior femenino en completo desgarro y agonía. Este es el eco actual de la mítica Ariadne. En la régie de Heinrichmöller este es el punto de partida.

Concretamente antes del comiezo de la obra aparece en escena la Primadonna, simultáneamente se proyecta un video en el trasfondo de la escena. Una proyección inspirada en una secuencia del film Opening Night de John Cassavetes. En la proyección vemos a una pareja en coche, ella rechaza el beso del hombre, es una situación de discusión y conflicto. Hacen estación en una gasolinera. El amante se percata por un momento del intercambio de miradas de la joven con un chico del personal de servicio. El amante se aleja en su automóvil abandonándola. Esta misma secuencia se repite una vez más al final del prólogo, es decir, al comienzo de la Opera seria Ariadne en Naxos. Y justamente en este momento nos damos cuenta de que el destino personal de la Diva y Ariadne son uno y el mismo. La superposición de dos planos el uno real y otro teatral con idéntico conflicto es un recurso artístico sencillamente genial. Este giro que da la régie es un recurso sorprendente.

He aquí una aplicación inteligente del medio videográfico incorporando un elemento narrador a la acción que será clave para entender el desenlace final. Heinrichmöller, que ha trabajado como asistente de Neuenfels, no se queda entre la encrucijada comedia y/o drama, tampoco a medio camino entre ambos. Más bien opta por un trasfondo y desenlace con gesto melodramático.

La escena del prólogo presenta un contexto actual. Unos paneles de plexiglas se situan a los laterales y alzado de la escena, en medio un coctail bar, el mayordomo resulta ser un barkeeper que contempla con sorna y burla las tiradas del desesperado compositor y profesor de música. Tan sólo la graciosa y coqueta Zerbinetta consigue disipar la pesadumbre del joven compositor. Un prólogo que se desarrolla con fluidez dejando traslucir una buena dirección de personajes. El momento más logrado fue el que tiene a Zerbinetta (Andrea Bogner) y el compositor (K. Gerstenberger) como protagonistas. Gesternberger demuestra gran presencia escénica y es convincente en su rol. Zerbinetta (Andrea Bogner) envuelve en diálogo al joven compositor con una ingenuidad cautivadora.

Será pues por deseo del mecenas y en vistas del ajustado tiempo disponible antes de los fuegos artificiales que ambas piezas - una comedia y un drama- se interpreten al mismo tiempo. La función comienza y en este preciso momento se vuelve a repetir las proyecciones videográficas con el que empezaba la obra. Como espectador el enlace que se consigue entre la vida real (Primadonna) y la ficción teatral (Ariadne) concentrados en estas secuencias es sencillamente sensacional. Pues es la tragedia de Ariadne la misma que vive personalmente en estos momentos la Primadonna. El que estemos ante una comedia o tragedia no será elección que le quede al espectador por decidir. Los episodios divertidos y coreográficos de la tropa de Zerbinetta no van a desempañar la profunda tristeza y lamento de Ariadne. En unos momento aparecen los divertidos comediantes desfilando en bañador, en otro momento en cowboydress con lasso. A Angelika Pfeiffer y Ulrike Schörghofer (Vestuarios) no les falta imaginación y gusto en presentar a una tropa de buffos como deben de ser, es decir, comediantes. Hay buenos gags e ingenio de por medio. Esto en cuanto a pantomima y show adicional.

El cuadro escénico ahora es una estación de gasolina en ruta, dando la impresión de estar un tanto abandonada; posiblemente en construcción, pues a derecha e izquierda se ven esos montones de arena amarilla. Este es un locus muy bien logrado por Bernhard Kleber (Decorados) pues visualiza muy bien ese estado de abandono, de isla desértica.

Los intentos de persuasión de Zerbinetta no disipan por completo a una Ariadne herida y en anhelo de muerte. Una escena esta intimista, de gran proximidad entre Zerbinetta y Ariadne, esta última tumbada en un podio escuchando las palabras de Zerbinetta ("Grossmächtige Prinzesin..."). Con la entrada de Baco entra un nuevo amante en juego. A los costados visten ahora los comediantes cabezas de lobos con acechante mirada hacia Ariadne. Otro amante y un vez más la tragedia se volverá a repetir: amor, abandono, dolor....El final tuvo que venir como se esperaba. Por un momento Aridane sucumbe al canto de su nuevo seductor pero recobra por un instante su presente y toda la margura. Ariadne se dirigue al fondo de la escena, deja solo en el proscenio a un Baco desconcertado cantando sus últimas palabras. Oímos desde el fondo de la escena un tiro de pistola, la Diva a cometido suicidio. Nuestro carácter es nuestro destino nos quiere decir Heinrichmöller, no hay posibilidad de escapar, ni se pueden encontrar simples soluciones. No es el final triunfalista de un Baco seductor, es un desenlace al estilo de un melodrama realista viscontiano.

La única reserva que tendría que hacer es con respecto a la encarnación de Aridane. Nicola Beller Carbone no logra hacernos anticipar con intuición el desenlace trágico. Esta es una deficiencia que se lamenta. Su parte cantada fue brillante, se trata de una voz amplia con bello timbre y potencia. La Zerbinetta de Andrea Bogner fue una caracterización lograda quizás un poco menos de ingenuidad e inocencia y más de la sabiduria de una Diótima amorosa la hubisen beneficiado. La aria de coloratura no fue prueba de fuego mas bien resolvió con soberanía y agilidad los escabrosos pasajes. El Baco de Alexander Spemann fue de sorprendente robustez y potencia vocal. Katrin Gerstenberger (Compositor) como ya mencioné es una gran actriz. Vocalmente deslumbra por su técnica, timbre bello y fraseo elegante. Hans Christoph Begemann (Profesor de música) convenció con una voz muy segura y de imposante volumen, su dicción impecable. Sonja Gerlach, Elisabeth Hornung y Anja Vincken fueron un trio vocal muy logrado con muy buen empaste en las voces y una línea de canto bien fraseada. El elenco se compone en su integridad de miembros del ensemble del teatro de Darmstadt. He aquí otro excelente ejemplo de la gran valía y competencia artística de una teatro estable.

La dirección musical a cargo del GDM (Generalmusikdirektor) Stefan Blunier estuvo en todo momento brillante. Blunier elige una lectura detallista y puntillosa sabiendo muy bien destacar las partes solistas en la orquesta y no perdiendo pulso al continuo flujo musical. Los músicos de la orquesta del Staatstheater Darmstadt intervinieron ejemplarmente como solistas de una orquesta camerística así concebida por Strauss. De principio a fin ejemplar pues el musicar de esta oquesta.

Va a ser interesante el seguir las futuras producciones de este regista que indudablemente se destaca como muy prometedor.

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.