España - Andalucía

Una Sinfonía del dolor para la posteridad

Ismael G. Cabral
jueves, 29 de septiembre de 2005
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Sevilla, lunes, 19 de septiembre de 2005. Teatro de la Maestranza. Juan Cruz Guevara, Elhoim. Diana Pérez Custodio, Sanar. José María Sánchez-Verdú, Abyad-kamoon. Luis Ignacio Marín, Pájaros azules. Raquel Jurado, Críptico. Rafael Díaz, Próxima estación ... Manolo Sanlúcar, 11-M. José García Román, De civitate spei. Juan Alfonso García, De Profundis. Alicia Molina, soprano. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director: Pedro Halffter. Aforo: 1800 localidades. Ocupación: 98%
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El 'Monumento sonoro' al fin cobró vida. La idea de la presidenta de la Cámara andaluza, María del Mar Moreno, de celebrar un homenaje en recuerdo a las víctimas del 11-S y de todos los terrorismos tuvo lugar el lunes 19 en el sevillano Teatro de la Maestranza. Resultó además doblemente sorprendente el concierto, por cuanto que consiguió reunir a autoridades como el alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín, y el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, así como a destacados dirigentes de Izquierda Unida y del Partido Popular. En los escalones de acceso a la sala, María del Mar Moreno saludaba con efusividad a sus adversarios en la política andaluza, Javier Arenas, Soledad Becerril y Antonio Sanz. Todos ellos dispuestos a asistir a un concierto que comprendía nueve estrenos absolutos.

Tras un minuto de silencio solicitado por el maestro Pedro Halffter desde el podio, la obra del almeriense Juan Cruz Guevara, Elohim, emergió desde el silencio. La elevada tensión de la partitura se suaviza conforme avanza. Su título, coincidente con otra pieza del italiano Giacinto Scelsi, es azaroso. Allá donde hay agrias aristas aquí sólo severidad y una cierta convencionalidad.

La gaditana Diana Pérez Custodio y el malagueño Rafael Díaz ofrecieron las piezas más teatrales y explícitas del concierto. La primera plasmó en Sanar una notable composición que avanza desde una dolorosa marcha -momento en el que la cantante estalla botellas de cristal contra el suelo- a una secuencia tonal y repetitiva en la que la soprano se aferra al amor del niño que acuna. Díaz en Próxima estación ... demostró un excelente oficio como orquestador, pero su pieza naufraga porque en su obra el humor se torna en caricatura casi grosera. Alicia Molina, solista vocal de todo el concierto, se sienta figurando que está en el metro, lee un periódico, entona un ¡alá Madrid! y un ¡visca el Barça!, canta a los ¿madroños? que ve desde la ventana y demanda solidaridad para la pobreza en el mundo.

José María Sánchez-Verdú, autor con un lenguaje ya consolidado, va camino de convertirse en el faro (exiliado) de una nueva generación de compositores españoles. Éste ofreció en Abyad-kamoon una exquisita partitura, sobria, casi terrorífica en su misterioso transcurrir y donde pareciera que la orquesta respira como un ente del más allá.

El granadino García Román presentó De civitate spei. Sensacional su dominio de la gran orquesta. Moviéndose dentro de una estética de la tensión, el compositor cierra su obra con un breve solo de clarinete bajo de una inmensa riqueza tímbrica.

Igualmente memorable fue el Críptico que presentó la cordobesa Raquel Jurado. Influenciada por el genial John Cage en el uso de la percusión (muy presentes están aquí las Construcciones del norteamericano), la obra, que prescinde de vientos y maderas, traza una endiablada filigrana nada artificiosa que le confiere un enorme interés a una pieza de una creadora que habrá de seguirse de cerca en el futuro. Tres obras, en cualquier caso, que merecerán nuevas e intensas escuchas.

Cumplieron con su encargo Luis Ignacio Marín, Manolo Sanlúcar y Juan Alfonso García, aunque sus partituras, ancladas en el pasado, resultan fácilmente olvidables.

Más lucidez tuvo la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla que contó con la dirección de su titular Pedro Halffter. Su batuta defendió con convicción estas nuevas partituras, por más que darles credibilidad a algunas de ellas resultaba tarea compleja. En el compacto que saldrá a la venta con la grabación del 'Homenaje' también se podrá escuchar la voz de la cantaora Carmen Linares -no presente en el concierto- y comprobar cómo la soprano Alicia Molina, tan cercana a la creación actual, es una de las voces más sugerentes para la nueva música.

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