Reportajes

“La dulzura de escribir”. Aproximación a la obra crítica y literaria de Jesús Bal y Gay

Yolanda Acker
viernes, 4 de noviembre de 2005
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Jesús Bal y Gay (1905-1993) se encuentra entre esa plétora de compositores que también ejercieron, en mayor o menor medida, una doble condición como críticos, historiadores y ensayistas sobre temas musicales. Son muchos los compositores que han sentido la necesidad de expresarse con palabras, desde las aventuras ficticias del impetuoso 'Florestán' y el más contemplativo 'Eusebio' de Schumann o el pretencioso 'Monsieur Croche' de Debussy, pasando por los denominados Escritos sobre música y músicos del mismo Falla, idolatrado por Bal, y los artículos y escritos periodísticos de Turina, Óscar Esplá y Julio Gómez, por nombrar sólo unos pocos. Las razones por las que lo hacen van desde las estéticas y explicativas, hasta las simplemente económicas, pero sus observaciones, hechas desde dentro del mundo creativo de la música, siempre son de gran interés para la musicología.

En el caso de Bal y Gay, se da la circunstancia de que posiblemente sea más conocido hoy como escritor que como compositor, un hecho que le llegó a molestar en ocasiones. Pero a pesar de ser encasillado injustamente como musicólogo, la musicología hispanoamericana ha mostrado poco interés por el análisis de los escritos de Bal y Gay. Quizás este hecho se debe en parte a que los escritos de Bal se encuentren publicados en revistas y periódicos muy dispersos, generalmente de ámbitos locales, que difícilmente se localizan fuera de su lugar de origen. Pero hoy en día, gran parte de los escritos de Bal y Gay se encuentra depositada en el 'Legado Bal y Gay', custodiado por la Residencia de Estudiantes de Madrid, lugar donde Bal coincidió con Lorca, Dalí y otras grandes figuras de la intelectualidad española durante los años 20 y 30. Parece justo, entonces, que sea la biblioteca de la Residencia de Estudiantes la que conserve lo que es, sin duda, un archivo con un altísimo valor histórico en sí mismo y que, además, se relaciona tan estrechamente con esta institución madrileña, constituyendo parte de su propia historia.

De hecho, el artículo más conocido de Bal quizá sea el que se titula La música en la Residencia1, que escribió en 1963 para conmemorar el cincuentenario de la Residencia de Estudiantes, recordando aspectos de su “vida musical más íntima”, como la primera representación de La Historia del Soldado en España, los estrenos de numerosas obras del 'Grupo de los ocho' o las visitas de destacados compositores e intérpretes como Wanda Landowska, Poulenc, Ravel, Falla, etc.

De esta forma, entre las numerosas cartas, fotografías, manuscritos y transcripciones musicales, así como una copiosa biblioteca que refleja la inquietud del músico por los temas musicales y culturales más diversos, el legado Bal y Gay cuenta con unos 800 escritos -entre textos impresos y manuscritos-, que representan una gran parte de la producción literaria del músico realizada lo largo de su vida. Estos escritos se encuentran catalogados en el 'Archivo Virtual de la Edad de Plata [1868-1936]', un portal de internet del Consejo Superior de Investigaciones Científicas establecido en los últimos años por la Residencia en colaboración con la Fundación Marcelino Botín, de libre acceso a todos los interesados. De estos 800 ítems, es posible visualizar casi la totalidad de los textos impresos de Bal que se encuentran conservados en el legado, un corpus de aproximadamente 300 ensayos históricos, estéticos, críticos y periodísticos, que representa, tanto su actividad ensayística en España, como la que desarrolló desde el exilio en México.

Así, vista en su conjunto, la actividad literaria de Bal sólo se puede calificar como desbordante. Utilizando una expresión que él mismo empleaba para referirse a su gran amigo en el exilio y colega en la crítica musical, Adolfo Salazar, Bal fue una auténtica “maquina de escribir”2. Y, del mismo modo que Salazar, sus escritos ocuparon, semana tras semana, mes tras mes, casi sin excepción, las páginas de algunas de las revistas y periódicos más importantes de ambos países. Este artículo hace un breve recorrido por estos estilos, citando algunos ejemplos del estilo literario de Bal, cuya elegancia, sobriedad y riqueza ya han puesto de manifiesto quienes se han acercado a su obra.

Jesús Bal y Gay en Lugo hacia 1922

Los comienzos: Ronsel y Hacia el Ballet gallego

Las primeras publicaciones literarias de Bal fueron el resultado directo de su amistad con el poeta y escritor Evaristo Correa Calderón (1899-1986), de quien surgió la idea de fundar la revista Ronsel en 1924. En sus memorias, Bal cuenta cómo su “espíritu inquieto” y “gran inquietud por todos los aspectos de la Cultura y del Saber” desembocaron en su presencia en el grupo fundador de la revista -de la que sólo se llegaron a publicar seis números-. Pero, además, en la experiencia también cristalizó lo que él llamó su “vocación artística y literaria con vistas al mundo exterior”, cuando contaba con tan sólo 19 años de edad3.

Las colaboraciones de Bal en Ronsel consistían en reseñas de libros, la traducción de poesías en la sección 'Poetas de Francia' y ensayos sobre 'Perspectivas Musicales'. También apareció en el primer número de abril un interesante texto corto que acompañaba un retrato de Wagner, a quien Bal califica como “luchador” y cuya música, aclara, “está en plenitud de aceptación -no me atrevo a escribir ‘comprensión’ […] para la masa, para el gran público…”, mostrando así un posicionamiento estético que, con el que tiempo, abandonaría.

Pero, sin lugar a dudas, lo más significativo de la relación de Bal con Ronsel fue la publicación, en 1924, de su primer libro, Hacia el Ballet Gallego, por la editorial adjunta a la revista. Desde una perspectiva moderna, parece milagroso que este tipo de revista fuera capaz de sostenerse sin subvención alguna, hasta el punto de constituir casas editoriales para la publicación de ensayos y estudios4.

La obra de Bal, el segundo volumen de esta serie, viene adornada con un retrato del autor por Adolfo Gracia y está dedicado a “la nueva generación gallega”. El libro consiste en una serie de ensayos y meditaciones cortas que analizan las características de las canciones y danzas de esta región, a fin de integrar un conjunto artístico y una estética representativa de la esencia de Galicia. Pero, a la vez, es un llamamiento a la reorientación “Hacia el ballet gallego” de los denominados “Coros gallegos” que, según Bal, tenían “graves defectos” y “pecados estéticos” como resultado de su “contaminación” desde fuera y desde dentro.

El propio Bal publicó algunos fragmentos de su libro en El Faro de Vigo5, así como varios artículos en defensa de su postura, que algunos reprochaban por exagerada. Bal insiste en que su objetivo no era el de sugerir una “meta” o una “portería”, sino que el ballet era el “límite” hacia donde tendían sus ideas6.

No tardaron en aparecer reseñas del libro en la prensa del día. El director de Ronsel, Correa Calderón, fue uno de los primeros en resumir el libro desde las páginas de su propia revista, devolviéndole a Bal el favor tras la publicación de dos artículos sobre su propia monografía El arte racial de Suárez Couto. Notas de estética gallega7, uno en Ronsel y el otro en El Noroeste de La Coruña. Como era de esperar, sus palabras fueron exclusivamente elogiosas hacia su joven compañero:

Flor y fruto de una adolescencia plena y rebosante de ideas y emociones, es este primer libro de Jesús Bal […] revelado en las páginas de esta Revista, viene hace mucho tiempo cultivando en silencio su alma y su inteligencia. Poeta, músico, ensayista, se unen en él de una manera armoniosa. Hacia el ballet gallego es, como él dice un ‘grito amoroso y optimista’, grito que ha de ser trascendente para nuestra tierra […] Jesús Bal ha puesto en él ciencia y polémica, su meditado estudio de nuestro arte popular en decadencia y la pasión de su juventud contra los fariseos. Hacia el ballet gallego es un libro certero y fundamental, pero para los que conocemos el valor subido y real de este muchacho que se inicia, es solo su primer libro, porque Bal es la más afortunada y frutecida esperanza de la juventud gallega.8

Por su parte, el gran crítico de El Sol, Adolfo Salazar lo resumió así:

Su libro tiene un valor especial por la forma, cuidada y llena de escrúpulo, con que está escrito. Hay atisbos y opiniones muy justas sobre la música y danza en general, y sobre el arte contemporáneo, sobre la crítica y estética actuales, y, sobre todo, un fino sentido para la belleza de su paisaje nativo, en descripciones breves y jugosas que hacen ver en ese escritor un literato cierto.9

Mientras José Luis Salado vio en Bal al futuro escritor en el que se convertiría:

Bal escribe bien. Yo veo en él un afán noble de pulir, de cincelar las frases como si fueran piedras preciosas. Y ello no quiere decir, que el autor […] se preocupe tan sólo de la belleza de la forma, sino que atiende asimismo a la solidez, a la consistencia del fondo. He aquí, pues, un escritor que -si no abandona el claro camino emprendido- habrá de figurar a buen seguro en la vanguardia de esa intelectualidad gallega que no descansa, que no se duerme, que siempre acecha.10

Alfar y la corresponsalía oficiosa de El Pueblo Gallego en Madrid

De la colaboración de Bal con la revista Ronsel, pasamos ahora a su hermana mayor, Alfar, creada en La Coruña en 1922 por el diplomático y poeta uruguayo Julio J. Casal, y planteada como un espacio de encuentro entre la literatura y las artes plásticas. Su listado de colaboradores se lee como un auténtico 'Quién es quién' de la cultura gallega, española e hispanoamericana. En el legado Bal y Gay solamente queda constancia de los textos de dos canciones, Del Molinero y Carnaval, escritas ya desde Madrid y publicadas en el número 48 correspondiente a marzo de 1925. Sin embargo, se sabe que Bal también publicó el artículo titulado “Peregrinación al margen” en el número 57, del mes de abril del año siguiente.11

Mucho más prolíficos fueron los trabajos de Bal para El Pueblo Gallego, de Vigo, periódico en el que también escribió Correa Calderón. Publicadas a partir del año 1925, las colaboraciones de Bal muestran su pasión por su tierra natal, por el arte gallego de “pura cepa” y por lo galleguista, sobre todo al principio de su estancia en la capital española.12

Tras una larga estancia en Madrid, Galicia le llama a uno un poco como madre y un poco como novia. Es preciso llegarse a ella para que nos bese y nos abrace materialmente o mientras nos dedicamos jubilosos a descubrir sus encantos con un aire nupcial.13

Desde su columna “Marginales”, Bal informa a sus lectores de las novedades literarias o de los últimos acontecimientos musicales y culturales de Madrid. En una serie de artículos, recoge sus impresiones de la Residencia de Estudiantes, en un “pequeño álbum” de cuatro entregas, publicadas a invitación de otro curioso redactor de El Pueblo Gallego.14

Después llegaron otros artículos firmados bajo epígrafes como “Temas vivos” o “Temas galegos”, que reafirmaron su posicionamiento nacionalista -y más concretamente galleguista-. Estos sentimientos se manifiestan en varios folletones sobre la pintura gallega y particularmente en el ensayo Galicia, su pintura y su música, en el que reclama “Folkorismo, folklorismo, única vida perdurable para las artes nacionalistas”.15

La madurez política: Ahora y Nueva España

A partir de 1930, en unas colaboraciones publicadas en el periódico Ahora, Bal empezó a firmar sus trabajos con su nombre entero, Jesús Bal y Gay, en un gesto que se podría interpretar como su llegada a la mayoría de edad como escritor. El año 1930 vio también el nacimiento de una nueva revista madrileña, Nueva España, un “seminario político y social” de ideología de izquierdas y con un núcleo especial de participantes gallegos como Roberto Blanco Torres, Julio Sigüenza y Jesús Bal y Gay, entre otros. Aquí Bal y Gay sigue en su línea de artículos informativos, como demuestra el reportaje sobre la visita de Francis Poulenc a Madrid, que califica como “una de las pocas cosas notables de la … temporada filarmónica”16. También prosigue con sus escritos en pro de la cultura gallega en el ensayo Galicia. La nueva generación, que expresa los sentimientos de arraigo de “todo joven gallego” -Bal incluido- hacia su tierra natal:

Todo joven gallego que escribe, que pinta, que esculpe, que hace música, trabaja desde y para Galicia. […] Todo cuanto hacemos, lo hacemos -muchas veces ya inconscientemente- desde el punto de vista gallego. Nuestra labor va lastrada, indefectiblemente, de galleguismo. Por tanto, aun en el caso del pintor, del poeta y del músico ‘puros’, la obra tiene un sentido humano, político. Un sentido verdaderamente ‘cultural’, ya que está engendrada en el sentimiento de estar viviendo y de hacer vivir más toda una cultura.

Eso constituye, a mi juicio, el signo de nuestro futuro. […] Sabemos para qué trabajamos. Nos sentimos hombres de un pueblo. Vemos que ese pueblo espera algo de nosotros. Nuestro esfuerzo tiene, pues, sentido….17

Del lectorado de Cambridge a la tribuna crítica de El Universal de México

De la Residencia de Estudiantes, por medio del Centro de Estudios Históricos, Bal pasó a Cambridge por invitación del hispanista J. B. Trend, cuyo libro Manuel de Falla and Spanish Music (1929) Bal también había reseñado para Nueva España18. Aunque el legado Bal y Gay no contiene mucha documentación relacionada con su época como 'Lector de Español' en la Universidad de Cambridge, la experiencia, ciertamente dura en cuanto a sus exigencias, fue muy enriquecedora para el joven y entusiasta musicólogo. Además de realizar un curso con el alemán Johannes Wolf, cuya experiencia calificaba como “decisiva”19, e impartir tres clases a la semana, tuvo que “pronunciar una conferencia cada semana durante todo el curso”, una tarea obligatoria que ni le distraía, ni le “divertía en absoluto”20. Sin embargo, la disciplina de tener que preparar una conferencia cada ocho días le serviría para avanzar su labor de crítico periodístico que, al fin y al cabo, exige la misma constancia e inspiración en publicar todas las semanas, además de proporcionarle temas que podrían ser desarrollados en posteriores trabajos, como veremos más adelante.

Con la llegada de Bal y Gay a México, empieza una etapa de su vida “llena de actividad” y “con el afán de trabajar”21, comenzando por la incorporación a la recién creada Casa de España (después Colegio de México, una especie de Residencia de Estudiantes trasladada al entorno americano). Después, “de forma polifónica”, le veremos pronunciando conferencias, fundando revistas y editoriales, impartiendo clases, desarrollando cursos y redactando colaboraciones, en lo que él llamaba su “pequeño kosmos de creación, difusión, didáctica y de entrega”.22

Repite varias veces Bal y Gay en sus memorias que en México tuvo que “hacer de todo, porque la necesidad obliga” (p. 119) o “porque había de comer” (p. 122). Así, cuando en 1940 recibe la oferta de Chávez de cobrar un sueldo por ejercer de crítico musical en el periódico El Universal, Bal y Gay acepta el puesto -que dejó Salazar- en el que era para él “el mejor periódico de México”23, ignorante de la rivalidad que existía entonces entre Chávez y Ponce. Tras la publicación de su crítica del estreno del Concierto de violín y orquesta del último, en que comentó su falta de talento melódico y sentido natural de la música, se inauguró una larga polémica en la que el mismo Ponce intervino. Bal y Gay admitió sentirse tentado a renunciar, pero al final estuvo diez años, resistiendo en un trabajo que, paradójicamente, parece ser que no le gustó mucho24.

De acuerdo con Antonio Buxán, Bal consideró que su función en El Universal no era la de “crítico”, sino de “articulista”, porque “no sólo escribía de música y músicos y conciertos, sino de muy variados aspectos de Cultura”25. El propio Bal definía su actividad como “una labor musicográfica, artística y literaria dentro de la cual pretendí a comunicar mis noticias y conocimientos, por si podían serles de alguna utilidad o deleite”26. Pero esto no fue obstáculo para que, en 1947, Bal publicara su propio 'evangelio' sobre el arte de la crítica musical, emulando de algún modo el célebre escrito del crítico inglés George Bernard Shaw, How To Become a Music Critic27. En el artículo Bal vierte sus opiniones sobre el oficio -su oficio- y las cualidades que se requieren para “cumplir cabalmente con su misión” y en las que se observa más nítidamente la influencia de Bernard Shaw:

La crítica es un arte de mucha paciencia y simpatía. El solo conocimiento del fenómeno artístico en general no puede hacer a nadie buen crítico. Necesitase además una cierta actitud de amor, de simpatía previa hacia lo que se va a juzgar. […] No se trata aquí de juicios. Los juicios vendrán más tarde. Se trata, ante todo, de una disposición o predisposición que en cierto sentido podemos calificar de pasiva si no fuera que en ella ha de anidar también el germen activo de la simpatía.28

El legado Bal y Gay, que recopila la mayor parte de sus críticas para El Universal del periodo 1947-1950, contiene muchos ejemplos de sus escritos no musicales, de los que destacan, sobre todo, los artículos dedicados a las artes plásticas y la literatura.29

En cuanto al terreno musical, vemos otros leitmotifs de su producción literaria como pueden ser columnas dedicadas a Stravinsky, su inseparable amigo en México, al “divino” Mozart, “desde luego” a Mendelssohn, y a sus admirados Debussy y Ravel. El ballet y una serie de “Meditaciones” sobre la vida musical mexicana también serían temas recurrentes, así como la crítica habitual de las temporadas de conciertos y de opera, lo que precisamente condujo a su salida del periódico.

Bal y Gay salió escarmentado de El Universal, después de haberse atrevido a criticar la actitud del “público operístico y sus planteamientos”, que asistía únicamente, escribió, “porque es de bueno tono y a los y a las que lo hacen por lucir uno de los brillantes más grandes o uno de los abrigos de visón […] más caros o uno de los fracs mejor cortados de la ciudad…”30, viéndose forzado a explicar “El Incidente” en una carta al presidente y gerente de El Universal publicada el 14 de junio de 1950. La polémica, que había comenzado “sin querer” una década atrás a raíz de una crítica del estreno del Concierto para violín de Ponce, había llegado a tal extremo que, como recuerda Bal y Gay: “Salió una ex diva mexicana a pedir que me expulsaran del país por haber insultado al público mexicano”31. Así fue y, después de la debacle de El Universal, Bal y Gay seguirá publicando artículos sobre música, pero abandonó definitivamente la crítica periodística.

Otras publicaciones americanas

Durante el mismo periodo en el que trabajó en El Universal, Bal y Gay también participó en la fundación de la revista bimensual Nuestra Música, en 1946. Una vez más, su intervención en este proyecto vino de la mano de Chávez, que se encargaba del Instituto Nacional de Bellas Artes. La revista fue un producto de la editorial Ediciones Mexicanas de Música, creada con dinero del Estado, aunque a cambio de su trabajo en la revista, Bal y Gay y sus colegas (Chávez, Blas Galindo, J. Pablo Moncayo, Adolfo Salazar, Rodolfo Halffter y Luis Sandi) no fueron remunerados. Como cuenta Bal:

Nosotros no teníamos un céntimo, ninguno de nosotros, y por influencia de Chávez que estaba siempre muy metido en la administración, se consiguió dinero para la editorial. Y dijimos: hace falta una revista que jalee las publicaciones. Rodolfo Halffter era el director de la revista. Finalmente, la revista acabó pretendiendo comerse a Ediciones Mexicanas, es decir, llegó a costar tanto dinero que era sacrificar la publicación de dos o tres partituras por seguir publicando la revista y la matamos, pero después de seis años de publicación. Fue una buena labor.32

Durante esta época vemos la evidencia de su paso por otras publicaciones mexicanas como el Boletín de Juventudes Musicales de México33, las revistas Cuadros Americanos (1951-4), Pro Arte Musical de La Habana (1956) y Nuestro Tiempo (1957), o los periódicos El Excelsior y Novedades. “En fin”, comentaba Bal, escribía “donde me lo pedían”34. La única excepción que parece que hizo, fue rechazar la oferta de escribir para el Opus Dei, negándose rotundamente a colaborar en algo con “matiz eclesiástico-político”.

En la revista Carnet Musical colaboró de forma permanente a partir de julio de 1960 hasta octubre de 1963, fecha ya próxima a su retorno a España. Fue uno de sus colegas de esta última revista, Salomón Kahan, quien mejor resumía los trabajos de Bal y Gay como “Ensayista Musical”, destacando su “estilo altamente literario, a la vez que sumamente accesible” y expresando su admiración por los productos literarios que salían “de su brillante pluma”, aun cuando discrepara con su tesis:

Cuando ojea uno los ensayos que Jesús Bal y Gay ha estado publicando últimamente en el Carnet, no puede uno menos que admirar lo vasto del horizonte intelectual y artístico de su autor.
Al mismo tiempo nota uno que en casi todos ellos existe una íntima relación entre el fenómeno musical y los fenómenos sociales. Él nunca se encierra en la torre de marfil de lo puramente musical.

Nota uno también la consumada maestría, con la que el autor relaciona el arte de la música con la literatura y las demás artes. Se sirve con gran frecuencia de la comparación, para dar mayor relieve a la exposición del respectivo tema musical. Solo cuando se dispone de una reserva tan grande de conocimientos de los diferentes dominios del arte, y de tan amplia visión de la cultura en general, como las que caracterizan a este ensayista, se puede escribir con tanta autoridad y, a la vez, sin la menor petulancia.35

En 1957 Bal y Gay había iniciado su colaboración con la sección de “Música” de la Revista de la Universidad de México, anticipando su nombramiento como Profesor de Estilografía Musical en 1958. Los lectores de la Revista, de aparición mensual, disfrutaban de los más variados y sugestivos temas, que iban desde comentarios sobre discos y partituras recientes (junio de 1957) y la vida musical actual (junio de 1958), a ensayos históricos sobre la música soviética (marzo de 1960), Haendel (junio de 1959) y Purcell (mayo de 1959) y temas de estética como La evolución del gusto (abril de 1959), El ethos en la música (agosto de 1959) y Ethos y ética (octubre-noviembre de 1959).

En esta revista multidisciplinaria también tuvieron un lugar sus consideraciones sobre el lugar de la música entre las demás artes (octubre de 1958), un tema que ya había abordado en mayo de 1957 en el artículo Entre el cuartel y la torre en el que se refería a un ensayo de E. M. Forster titulado La torre de marfil. Este artículo fue incluido posteriormente en el libro Tientos, publicado por la misma Imprenta Universitaria en 1960, cuyos seis capítulos fueron calificados en su día por Antonio Quevedo en la revista Musicalia como “preciosos ensayos de estética, de ‘crítica de la crítica’, de pensamientos destilados, indagaciones y hasta ‘divertimientos’, que tienen sustancia ideológica, contenido medular y prosa límpida y perfilada en lo literario”.36

Los libros dedicados a Debussy y Chopin

La universidad, y más precisamente la sección de Conciertos de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma, también auspició la publicación del libro de Bal y Gay sobre Claude Debussy. Para celebrar el centenario del nacimiento del compositor francés en 1962 se organizaron varios conciertos y se publicó este pequeño estudio “del hombre Claudio Aquiles y del compositor Debussy”37. En tan solo 79 páginas, Bal y Gay sintetiza una visión un tanto idealizada de Debussy, haciendo hincapié en su integridad artística.

La efeméride de un centenario -esta vez de la muerte- también había incitado a Bal y Gay a escribir lo que él mismo y la crítica coincidían en calificar como su mejor obra literaria: Chopin, de 1959. Para Bal y Gay, Chopin era “uno de los compositores más puros, de mejor gusto que hayan existido jamás”38. Como dice en sus memorias, “Si no me gustara -y mucho- no hubiera escrito un libro dedicado a él”39. En respuesta a la pregunta sobre cuánto tiempo le llevó escribir el libro, Bal contestó que su elaboración:

data quizá de mis primeros contactos con la música chopiniana, es decir, de cuando era muchacho. Esa música ha sido uno de mis alimentos espirituales de toda la vida. Pero el propósito y la tarea de escribir el libro corresponden al centenario de la muerte del compositor. De entonces acá fue un constante acumular notas, labor nada penosa, por cierto, sino por el contrario, apasionante. Finalmente, la redacción definitiva, cuando todo estuvo maduro, se hizo en unas semanas.40

Bal repite una y otra vez que el libro fue concebido desde el principio para la colección 'Breviarios' del Fondo de Cultura Económica, la editorial que había publicado su transcripción del Cancionero de Uppsala en 1944. Porque de no ser así, Bal asegura que se habría extendido “mucho más en detalles técnicos”, aclarando:

a pesar de ser una obra para el público en general, … no puede considerarse como un libro de difusión propiamente dicho. En términos muy amplios, puedo decir que está dirigido a músicos, a gente música, pero no fue pensado para ser dedicado a superespecialistas.41

Así, el libro se divide en dos grandes partes, la biográfica “El hombre y su vida”, que a menudo recurre a la correspondencia del músico como base y utiliza un estilo casi novelesco, y la analítica “El músico y su obra”, en la que analiza la personalidad de Chopin como intérprete y compositor y los distintos géneros en lo que se divide su obra, empleando algunos ejemplos musicales. Al final del libro hay un apéndice con un esquema de la vida de Chopin y un catálogo de obras, pero no hay bibliografía, ya que Bal y Gay consideraba una “insensatez” remitir al lector a una series de obras en las que había encontrado “flagrantes contradicciones” y “la reiteración de tópicos y leyendas carentes de todo fundamento histórico”42. Además, el libro incluye 12 láminas que ilustran distintos momentos de la vida de Chopin.

Para Bal y Gay lo más interesante del libro es el último capítulo de la primera parte, titulado “Figura y carácter”. “Otras habrá, de orden técnico, de las que pueda estar más orgulloso por lo que en ellas trabajé, pero de ese capítulo estoy satisfecho porque creo que viene a aclarar la figura del músico”43. Y la crítica no podía haber estado más de acuerdo. En la Revista de la Universidad, el reseñista (J. E. P.) concluye: “Esta monografía levanta a Chopin por encima de su leyenda rosa y lo presenta como hombre, como artista, como un temperamento milagroso que en un lapso de excesos mantuvo la dignidad en toda su obra”44. Y para el musicólogo español, chileno de adopción, Vicente Salas Viu fue “sin duda el más completo y sustancioso trabajo sobre este músico que se ha publicado en castellano. Y uno de los primeros en cualquier lengua”.45

En relación a Chopin también hay que mencionar otra pequeña publicación de Bal y Gay sobre el compositor polaco de sólo 18 páginas de extensión, La aventura balear de Chopin. Se publicó en Madrid y Palma en 1960, como el número 50 de la colección Papeles de Son Armadans, y que tuvo una tirada de solo 50 ejemplares.

La dulzura de escribir y la retirada

Para concluir con la consideración de los trabajos monográficos de Bal y Gay, es preciso citar un hermoso libro de 1964, una de las últimas publicaciones de Bal y Gay en México antes de su regreso a Madrid, titulado La dulzura de vivir. De contenido semi-autobiográfico, el libro repasa nostálgicamente las dulzuras de su vida: las tardes de la Residencia de Estudiantes, una visita a la Alhambra, su añorada Galicia, Cambridge y las alegrías que le proporcionó el vivir en México durante 23 años. Bal y Gay no solía incluir este libro entre sus obras y, en consecuencia, su existencia es poco conocida en España. Sin embargo, quizás sea la llave para comprender su filosofía de vida y su personalidad creativa: “la dulzura de vivir es una flor que se abre en momentos imprevisibles y en circunstancias propicias a una cierta sublimación de los sentidos y a la percepción vital de determinados valores espirituales…”.46

El regreso definitivo de Bal y Gay a España en 1965 significó más o menos su jubilación del mundo de la escritura. Entre los escritos de esta última etapa de su vida hay una necrológica de Vicente Salas Viu y una contribución a la revista Informaciones de las Artes y las Letras, para conmemorar el XXV aniversario de la muerte de Manuel de Falla47, fruto quizá del libro sobre Falla en el que trabajaba desde años, pero que no llegó a terminar. Por supuesto, también hay que citar la publicación de sus memorias juntamente con su mujer, Rosita García Ascot, por la Fundación Banco Exterior en 1990, que al ser transcritas, dan poca idea del estilo literario de la madurez de Bal y Gay.

Los escritos de Bal y Gay son una fuente inagotable de datos y opiniones sobre la música y los músicos de su tiempo. Su gran cultura musical y artística, y su posición de proximidad a los compositores y poetas de la generación del 27 y de las figuras de la vanguardia mexicana y europea, muchos de los cuales fueron íntimos amigos suyos, proporciona a sus escritos un valor histórico añadido, que los musicólogos de ambos lados del Atlántico generalmente no han sabido apreciar como es debido. Quedamos a la espera de una edición de sus mejores escritos, para así remediar esta situación cuanto antes.

Notas

El artículo se publicó en México en un número especial de la revista Residencia, conservando el mismo nombre y diseño que la original, de la que aparecieron 20 números en el período comprendido entre 1926 y 1934. Se reeditó en el folleto Homenaje a Jesús Bal y Gay (1905-1993), Madrid: Residencia de Estudiantes, 1994.

Jesús Bal y Gay y Rosita García Ascot: Nuestros Trabajos y Nuestros Días, Madrid: Fundación Banco Exterior, 1990, p. 131.

Jesús Bal y Gay y Rosita García Ascot: Nuestros Trabajos y Nuestros Días…, p. 71.

Adolfo Salazar: “La vida musical: ‘Hacia el ballet gallego por Jesús Bal. –Música española fuera de España”, El Sol, 1925.

Jesús Bal: “Ensayo estético. Hacia el ballet gallego”, El Faro de Vigo, 1924. El artículo reproduce las páginas 41 al 47 del libro.

Véase “Auto-marginal”, “Que ‘ballet’” y “En torno al ballet gallego”, publicados por Bal y El Pueblo Gallego el 24de julio de 1925, el 1 de septiembre de 1925 y el 15 de enero de 1926, respectivamente.

Amando Suárez-Couto (Ribadeo, Lugo, 1894-1981) era pintor e ilustrador. Trabajó en la revista Ronsel como colaborador gráfico.

C[orrea] C[alderón]: “ ‘Hacia el ballet gallego’ por Jesús Bal. –Lugo”, Ronsel, 1925.

[Adolfo] S[alazar]: “La vida musical. ‘Hacia el ballet gallego’ por Jesús Bal y Gay.- Música española fuera de España”, El Sol, 1925.

José Luis Salado: “Hacia el ‘Ballet’ Gallego, por Jesús Bal”, [s.n.], 27 de enero de 1925. Recorte de prensa perteneciente al archivo Jesús Bal y Gay.

Para más información sobre esta revista y unos completos índices-sumarios de su contenido, ver César Antonio Molina: La revista Alfar y la prensa literaria de su época (1920-1930), La Coruña: Ediciones Nos, 1984.

Véase, por ejemplo, sus artículos sobre el pintor Súarez Couto (“Suárez Couto o el buen camino”, del 22 de mayo de 1925), y Correa-Calderón (“Un gallego”, del 8 de julio de 1925), “La fe gallega”, del 5 de julio de 1925, “O noso Mozart” –en gallego– del 25 de julio de 1925, “Tres piezas para gaita gallega” (del 26 de julio de 1925), los cuatro folletones sobre la pintura gallega de marzo de 1928 o “Galicia, su pintura y su música”, publicado el 1 de enero de 1930.

Jesús Bal: “La fe gallega”, El Pueblo Gallego, 5 de julio de 1925.

Jesús Bal: “La Residencia”, El Pueblo Gallego, 18 de agosto, 9 de septiembre, 15 de septiembre, y 25 de septiembre de 1926.

Jesús Bal: “Galicia, su pintura y su música”, El Pueblo Gallego, 1 de enero de 1930.

Jesús Bal y Gay: “Música. Francis Poulenc en Madrid”, Nueva España, 8, 15 de mayo de 1930.

Jesús Bal y Gay: “Galicia. La nueva generación”, Nueva España, 3, 1 de marzo de 1930.

J. B. y G.: “J. B. TREUD [sic.]. –Manuel de Falla and Spanish Music. New York. Alfred A. Knopf, 1929”, Nueva España, 7, 1 de mayo de 1930,p. 28.

Jesús Bal y Gay y Rosita García Ascot: Nuestros Trabajos y Nuestros Días…, p. 108.

Ibid, p. 105.

Ibid, p. 119.

Ibid, pp. 119-120.

Ibid, p. 147.

Javier Arias Bal: Jesús Bal y Gay (Lugo, 23 de Junio de 1905-Madrid, 3 de Marzo de 1993), trabajo inédito, 2000; publicado como Jesús Bal i Gay, La Coruña, Dirección Xeral de Promoción Cultural, 2001.

Antonio Buxán: “Epílogo”, en Jesús Bal y Gay y Rosita García Ascot: Nuestros Trabajos y Nuestros Días…, p. 259.

“El Señor Bal y Gay y el incidente de la ópera”, El Universal, 14 de junio de 1950.

Aparecido por primera vez en The Scottish Musical Monthly, December 1894; reimpreso en The New Music Review, October 1912.

Jesús Bal y Gay: “Un evangelio para críticos”, El Universal, México, 24 de abril de 1947.

Entre las aportaciones de Bal y Gay a estas disciplinas se encuentran títulos como: “Escultura de verdad” (2-I-1947), “Tesoros del dibujo” (16-I-1947), “Jardín Cerrado I-II” sobre el libro de poemas de Emilio Prados (23 y 30-I-1947), “De una bella tipografía” (15-V-1947), “La verdad sobre Thomas Bewick” (12-VI-1947), “Liberalismo, Buenos Modales” (10-VI-1948), “Resentimiento contra el arte” (17-VI-1948), “Para una Teoría del Mamarracho I-III” (1, 8 y 15-VII-1948), “Byron: cara y cruz” (2-IX-1948), “Michael Ayrton” (el joven artista inglés)(4-XI-1948), “Literatura de entre-guerras” (27-I-1949), “Matisse” (24-II-1949), “Chagall” (19-I-1950), y “La Pintura Mongólica” (26-II-1950).

Jesús Bal y Gay: “¿Qué es la Opera? La Actitud del Público”, El Universal, 8 de junio de 1950.

Jesús Bal y Gay y Rosita García Ascot: Nuestros Trabajos y Nuestros Días…, pp. 128. Aquí Bal y Gay cuenta el proceso de su dimisión de El Universal con más detalle. Buxán sigue la evolución de la polémica en el epílogo, pp. 257-287.

Javier Arias Bal: Jesús Bal y Gay…

“Escuela de buenos aficionados”, octubre de 1951 (“Por el Dr. [sic.] Jesús Bal y Gay”); “La evolución de la Ópera”, junio de 1963.

Jesús Bal y Gay y Rosita García Ascot: Nuestros Trabajos y Nuestros Días…, pp. 128-9.

Salomón Kahan: “Jesús Bal y Gay, Ensayista Musical”, Carnet Musical, mayo de 1961, pp. 221-2.

Antonio Quevedo: “Libros nuevos. Jesús Bal y Gay: ‘Tientos’ ”, Musicalia, México, 1960.

Esperanza Pulido: “De Música y músicos. Claude Debussy de Bal y Gay”, recorte de prensa conservado en el archivo Jesús Bal y Gay, [s. l.], 1962.

Jesús Bal y Gay: “Federico Chopin y su obra”, México en su cultura, [s.a.] (196?), recorte de prensa conservado en el archivo Bal y Gay. El artículo es una transcripción del Preámbulo del libro.

Jesús Bal y Gay y Rosita García Ascot: Nuestros Trabajos y Nuestros Días…, p. 153.

Jesús Bal y Gay: “Música. Confesiones de autor”, Revista de la Universidad de México, enero de 1960, p. 29.

Jesús Bal y Gay y Rosita García Ascot: Nuestros Trabajos y Nuestros Días…, pp. 164-5.

Jesús Bal y Gay: “Música. Confesiones de autor”, Revista de la Universidad de México, enero de 1960, p. 29.

Jesús Bal y Gay: “Música. Confesiones de autor”, Revista de la Universidad de México, enero de 1960, p. 28.

Noviembre de 1959, p. 31.

Vicente Salas Viu: “Una Imagen Viva de Chopin”, El Mercurio, Santiago de Chile, 24 de abril de 1960.

Jesús Bal y Bay: La dulzura de vivir, México: Alejandro Finisterre, 1964, p. 25.

“Falla en Francia”, Informaciones de las Artes y de las Letras, suplemento nº 175, Jueves 11 de noviembre de 1971, p. 9.

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