Entrevistas
Entrevista con Asier Polo (II): Un profesional tiene que ser capaz de hacer de todo
Jill Arcaro Gordon
En un alarde de precocidad, en sólo cinco años, el joven Asier Polo pasó de ser un principiante del chelo a ganar en 1987, el concurso nacional de Juventudes Musicales. Hoy, casi veinte años más tarde, muchos lo consideran uno de los díez mejores intérpretes a nivel mundial: una estrella en el pequeño mundo de los chelistas clásicos.
En estas dos entrevistas demostró ser un gran conversador y una fuente apasionante de información. En esta primera parte habló sobre los obstáculos que tuvo que superar para hacerse con su instrumento construido en Cremona; sus ideas sobre la enseñanza; sus experiencias cuando fue estudiante y el marketing en el mundo de la música. En esta segunda parte habla de temas tales como la relación entre el solista y el músico de orquesta; el talento y finalmente nos da su receta para convertirse en un buen chelista ¡con un ingrediente secreto!
Pregunta. ¿Qué rutina tienes de trabajo o ensayo? ¿Tienes alguna rutina?
Respuesta. Es difícil. Cuando era estudiante, sí tenía más rutina. Ahora, a veces me tengo que adaptar un poco a las posibilidades de tiempo. Sí que intento hacer siempre unas escalas al principio. Luego, voy preparando el repertorio con los pasajes lentos, técnicos. Luego, intento hacer una situación de lugar al nivel artístico y lo toco aunque tenga fallos para profundizar en la idea musical. Luego, vuelvo otra vez atrás y perfecciono lo que estaba mal técnicamente, pero sin perder la idea musical para no olvidar la creatividad. Es un poco inconsciente, pero sí hay una rutina.
P. ¿Improvisas la rutina?
R. No. Lo que pasa es que cuando trabajas solamente con el chelo, eso es todo lo que tienes. Lo que yo le intento comunicar a mis alumnos es que tienen que aprovechar cuando son estudiantes porque entonces es cuando tienes todo el año para ti, todos los días de tu vida para tí. Y luego eso no sucede. Se te complica la vida porque quieres comprar casa, coche, instrumento. Tienes una familia, quieres hacer cosas y tienes que trabajar para vivir. Eso, automáticamente, te quita todo el tiempo que tenías antes. Entonces, a veces tienes que vivir hasta de las rentas, del trabajo hecho antes. Lo que no haces de 20 a 30, no puedes hacer de 40 a 50 porque no existe el tiempo para hacerlo. Ya se te ha pasado un momento vital.
P. Si has estado haciendo algo durante 20 años, no tendrás que trabajar las cosas tanto como al principio.
R. Sí, pero hay que trabajar muy conscientemente. Para mí, un profesional es una persona que sabe tocar y que sabe explicar con palabras lo que hace. No hace nada porque sí. Porque si tú tocas solamente con temperamento, o con carácter, moviendo los dedos sin saber los que haces, puedes levantarte un día con 20 años tocando muy bien pero a los 40 años puede que ya no. Entonces dirías, ¿por qué antes sabía hacer esto y ahora no me sale? Porque no sabes. Es como un bailarín: un, dos, un, dos (cuenta con la mano). Tengo que probar 20 veces y si me sale 8 bien, estoy en el buen camino. Luego me saldrá 10 veces bien. Si un día me levanto y no me sale me tendré que plantear el porqué. Tendré que ser muy consciente y analizar la situación para obtener información concreta.
P. ¿Esto lo haces tú sólo?
R. Claro.
P. ¿Si tuviese que hacer una receta para un buen chelista, cuanta cantidad pondría de cada elemento? estudio, talento, buenos profesores, suerte, contactos...Tiene algún ingrediente secreto?
R. Es una pregunta difícil. En primer lugar creo que hay que tener un criterio propio lejos de la idea de si una persona es famosa o no.
P. ¿Por qué solista y no músico de orquesta?
R. Creo que el artista es un transmisor de emociones y hay un elemento de egocentrismo como en todos los artes. Si sales al escenario te tiene que gustar. Cuando sales a un escenario, tienes que salir convencido totalmente. No puedes ir diciendo, “bueno voy a intentarlo” (se ríe). Tienes que estar convencido de que lo vas hacer como nadie. Esto depende también del carácter. Como transmisores de emociones queremos contar nuestra historia. Si estas dentro de un colectivo es más difícil contar tu propia versión de la obra. En una orquesta uno no puede, es el director el que debe hacerlo. Hay 10 chelistas y si eres el quinto, pues esa no es tu responsabilidad. Si eres músico de orquesta, lo que debe gustarte es tocar con los demás. Defiendo muchísimo a los músicos de orquesta. Es un trabajo dificilísimo. Cada miembro individual tiene que tener experiencia y ser profesional en su instrumento. Es un trabajo muy importante. Cuando un solista toca, no es necesariamente siempre lo más importante. Yo hago mi papel y ellos hacen el suyo. Si lo hacen mal, me estropean a mí. Si yo toco mal, les estropeo a ellos. Realmente es un grupo de personas que hacen música juntos. Es fundamental que todos funcionen y que todos sean respetados, por igual, para hacer bien el trabajo.
Es posible no llegar a solista por diversas razones, talento aparte, porque no has tenido suerte o por un montón de razones extra-musicales. No solamente hay que tocar muy bien el chelo pero hay que ser muy inteligente de distintas maneras, saber estar en los sitios, saber relacionarte bien con la gente, tener un buen carácter, ser responsable, ser estable. Hay una serie de condicionantes que son necesarios, extra-musicalmente hablando, para tener una buena carrera.
P. ¿Podríamos decir que la inteligencia es el ingrediente secreto?
R. Sí, porque si fallas a los ensayos, eres caprichoso y pides cosas raras, se te olvida preparar una partitura, otro día llegas tarde, o das una mala contestación al director, quedas con el gerente de la orquesta y no apareces. Estas cosas son igual de fundamentales.
Pero volviendo a la pregunta difícil, principalmente en España hasta ahora considero que se suponía que si una persona empieza música, estudios aparte, tenía que terminarlos, ¡siempre! Lo que no se tomaba en cuenta es que la música es más difícil que cualquier otra carrera de universidad. El condicionante principal para ser un buen músico es el talento.
P. El talento es difícil de definir.
R. Sí, además con el talento sólo puedes funcionar hasta los 20 años. Si tienes talento, un buen profesor y trabajas hasta los 20 años te perdonan cosas solamente porque tienes talento. A partir de entonces tienes que ser un profesional y esto es más trabajo personal y sacar conclusiones.
P. ¿El talento no es un tipo de sensibilidad?
R. Es una facilidad para absorber cosas abstractas.
Muchas veces también es la capacidad de reacción. Quiero decir, podemos hacer un concierto muy bueno un año, y el año siguiente estás dos meses fuera de tu casa y cada semana tienes un programa diferente; viajando, ensayando, recuperando la obra. No va a salir igual. Hay gente que tarda mucho en hacer una obra. Yo estuve todo el mes de agosto en mi casa estudiando porque tenía diez conciertos de repertorio diferentes con orquestas esta temporada, más un recital nuevo. Estuve preparando todo en agosto porque al principio de septiembre tenía que estar en Málaga haciendo el Triple de Beethoven, a la semana siguiente en Berlín tocando Don Quijote de Strauss, a la semana siguiente en Las Palmas para tocar Saint Saëns, a la semana siguiente estuve en Madrid tocando el Concierto de Luís de Pablo, a la semana siguiente tenía Ginastera en Bilbao, a la semana siguiente estaba aquí en Madrid de nuevo haciendo recital con Marta (Zabaleta). Tienes que tener muy claras las obras y en cuatro días recuperarlas y ponerte a ensayar, viajar, y hacer el concierto a tu mejor nivel.
P. ¿Eso es tu ritmo de trabajo normal?
R. Sí, y esto es la diferencia, creo yo, entre solista y músico de orquesta. Porque hay muchas personas que dicen, “No, no, no. Yo eso no puedo. Imposible.” Eso requiere un esfuerzo adicional y verdaderamente querer y poder hacerlo.
P. ¿Lo dominas?
R. Sí. A veces me estresa mucho, pero …
P. Habrá cosas que pasan, que no puedes controlar.
R. Claro. Pero, por lo general lo llevo bien y me gusta.
P. ¿Qué proyectos tiene próximamente en cuanto a conciertos y cursos?
R. De los conciertos, he estado con la RAI de Torino. He estado con la Sinfónica de Berlín. Ahora voy con la Filarmónica de Bergen a Noruega, con la Filarmónica de Dresden a Alemania. Vuelvo a Trieste en Italia y a Monterrey en California. Tengo un concierto en un festival en Guadalajara, México, este año también.
P. ¿Esto es todo para 2006?
R. Sí, a partir de enero. Y toco también en diciembre con la Filarmónica de Londres, aparte de tocar con las orquestas españolas habituales.
P. ¿Y cursos?
R. Hago un seminario en julio en Toledo en un forum internacional de música.
P. ¿Lo haces regularmente?
R. Este verano pasado he empezado. Creo que es un buen sitio y me cuidan lo suficientemente bien como para pensar en quedarme. Porque me interesaría en el futuro buscar un sitio estable donde todas las personas sepan donde localizarme, porque es muy difícil. Si no, los chicos están buscando, ¿dónde está este año? ¿qué hace? Si estoy contento en un sitio, me gustaría establecerme.
P. ¿Quién lo patrocina?
R. Es del Ayuntamiento de Toledo y creo que ahora va a empezar también la Comunidad Autónoma.
P. ¿Prefieres la música contemporánea o clásica?
R. Eso es muy complicado. Cuando se empieza, cuando uno es joven, lo que más suele gustar es la música romántica, lógicamente; es la más expresiva, con la que puedes exteriorizar. Sin embargo, un profesional tiene que ser capaz de hacer de todo. Aunque te guste menos, hacerlo al mismo nivel de calidad. Ahora tengo que hacer muchas cosas que, a lo mejor, estoy explorando. Uno tiene que saber que es lo que le va y lo que no le va. En el futuro, quizás pueda decidir más lo que yo quiero, pero cuando pasen más años y con más tranquilidad. La música contemporánea es algo que, al principio, no se asimila fácilmente. Lo que pasa es que cuando vas conociéndola, te va pareciendo muy interesante. Trabajar con compositores vivos es muy enriquecedor para mí porque se aprenden muchas cosas. Además tengo la gran suerte de relacionarme con compañeros de profesión, con compositores que me han dedicado obras. No puedes negarte porque es un privilegio y un honor que compongan obras pensadas y dedicadas para uno y además, estrenarlas. Es fantástico. Hago mucha música española porque considero que es mi labor, también, difundir la música actual nuestra. Hay compositores como Dutilleux, Lutoslawski y Penderecki que son reconocidos internacionalmente y otros chelistas los tocan, pero con los españoles no creo que pase lo mismo.
También me gusta rescatar obras que hace tiempo que no se tocan y explorar el potencial de los compositores españoles para el chelo. En cierto modo considero que de la cantidad surge la calidad.
P. ¿Tienes algo grabado?
R. Sí, con Claves, RTVE, Marco Polo y Naxos.
P. ¿Grabas con un sello en exclusivo?
R. No. En este momento no tengo sello. Eso es una cosa que está al margen de la carrera real. Hay que tener suerte con las discográficas. Están en crisis y es muy difícil ahora grabar cosas que ya están grabadas tantas veces.
P. ¿Has experimentado con otros géneros? ¿Jazz, rock?
R. He hecho un poquito y puedo experimentar más, pero la música clásica requiere mucha dedicación. Es un género que no permite mucha flexibilidad. Muchas veces me contratan y tengo que tocar una obra. Si no lo hago yo, lo hará otra persona. A lo mejor en el futuro puedo escoger mejor que es lo quiero tocar y que es lo que más me va a mí. Ahora tengo que probar todo y saber, en el escenario, qué es lo que puedo y lo que no puedo hacer. Si tocas barroco, te ayuda a tocar romántico mejor. Si haces contemporáneo, vas a desarrollar otros recursos que te van a ayudar hacer mejor el clásico. Todo se complementa y creo que es bueno hacer de todo.
P. ¿Eres buen improvisador?
R. Musicalmente hablando no tenemos la cultura, los datos, para improvisar. No hay enseñanza de improvisación en la música clásica. No sé hacerlo, sinceramente.
P. ¿Y en la vida, eres buen improvisador?
R. No, no me gusta nada improvisar. Es un handicap de mi personalidad. Bueno, lo considero un problema y una virtud. Organizo con mucho tiempo y soy muy maniático con el orden de las cosas. Me programo con mucho tiempo de antelación y no me gusta que cosas externas me cambien ese plan. No suelo improvisar mucho. Anticipo bastante las cosas. Sino, me estreso. Me gusta improvisar cuando estoy relajado, cuando estoy de vacaciones.
P. ¿Has sufrido, alguna vez, un miedo escénico?
R. Sí, horriblemente. La primera vez que toqué el Schumann en la Expo de Lisboa, por ejemplo. Sufrí un pánico horroroso porque son obras complejas, tremendas. Son situaciones que te asustan un poco la primera vez, son tus primeras apariciones en sitios nuevos, no estás tan seguro con la obra. Piensas, "no lo puedo hacer, no sirvo para esto, mejor hago otra cosa, lo dejo, lo dejo...". ¡Me tuvieron que empujar al escenario! El director me obligó a salir e hice lo que pude. Luego, al día siguiente, toqué fenomenal. Pensé, "no puede ser". Hay que tener mucho amor propio, eso sí, y no tirar nunca la toalla. Muchas veces hay que reforzar la autoestima y la personalidad porque es una carrera muy dura. A veces el que llega es el que más aguanta, el que tiene ese amor propio.
P. Pero, ¿hay que tener un poco de suerte?
R. Sí, mucha. Me siento un afortunado. Siempre he tenido suerte. Uno mismo es el que se trae la suerte, a veces.
P. Tú tienes un cierto tipo de personalidad, caracterizada por la inteligencia emocional y social; seguro de tí mismo, buen comunicador oral. ¿Has sido tan extrovertido desde pequeñito?
R. Sí, pero de una forma superficial. Con la música, a solas en mi casa, tengo muchas inseguridades, muchos miedos, muchas dudas. Es una profesión que es muy abstracta, que no se puede palpar. Necesitas de alguien que te diga lo que estás y lo que no estás haciendo bien. Muchas veces uno tiene muchas dudas porque no puedes decir: 4 y 4 son 8. Perfecto. Me sale. Las cosas a menudo se pueden hacer, así, así, o así. Cuanto más nivel tienes, avanzar un paso más adelante es más difícil. Te vuelves loco pensando, ¿cómo puedo mejorar? Es como una pirámide. Cada vez es más estrecho, más difícil superar un paso. Y ahí estoy.
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