Reportajes
Manuel Palau un músico por descubrir
Rafael Serrallet

“Una de las características de nuestros compositores actuales es, sin duda, su universalidad. Lejos de encasillarse en una técnica formulística caducada, han seguido el desarrollo del arte de su siglo y han sentido la necesidad de encontrar una técnica nueva que respondiese a su propia sensibilidad, tan distinta de la generación pasada. Pero al mismo tiempo, cuando se haga una revisión y decantación de valores, se pondrá de manifiesto el contenido de la contribución hispana, que ha sabido elegir en tantos casos el camino del verdadero arte ”.1
Con estas palabras describe Francisco José León Tello a Manuel Palau (Alfara del Patriarca 1893- Valencia 1967) y a los músicos de su generación. Palau como compositor ha sido definido de muchas maneras: Músico impresionista, sinfonista o de raíces populares. Su música ha sido calificada a menudo de música trasnochada, aunque nada más lejos de la realidad. El compositor valenciano tuvo su mirada puesta en los movimientos musicales europeos (francés fundamentalmente) y con gran avidez estudiaba toda partitura que llegaba a sus manos. Intentó lograr un nuevo lenguaje personal y particular, con el uso de los procedimientos compositivos a los que tuvo.2
La obra creadora de Manuel Palau es muy amplia. Su catálogo abarca desde la música escénica hasta la música solista, obras para coro, canción3, banda (como no podía ser de otra manera, siendo valenciano), conjuntos de cámara de las más diversas formaciones... A pesar de esa prolífica obra, aún siguen muchos de sus trabajos dormidos en los archivos, esperando que sean desempolvados por los intérpretes actuales y su obra para guitarra (como guitarrista, es el aspecto que más me interesa) es de las más perjudicadas por la falta de memoria.
Sin embargo, la influencia de la música para guitarra, tal y como él mismo confesó, fue trascendental en su devenir como compositor. Para Palau fue la guitarra un instrumento importantísimo que le llevó a enamorarse un poco más de la música, tanto de la popular como clásica. No sólo confesó públicamente el “hechizo” y “la llamada inapelable” de la música, también profesaba un grandísimo respeto por el instrumento y sus intérpretes. Y en su despacho, entre otras fotografías, tenía Palau la que le dedicara el guitarrista más importante de todos los tiempos: Andrés Segovia.
Palau vive su presente más actual, un presente musical valenciano que poco tenía que ver con el que se respiraba en Centro Europa. Ningún compositor español, a excepción de Robert Gerhard, que se formó en Alemania y vivió en Inglaterra, bebió de la Escuela de Viena o de otro movimiento de vanguardia no tonal. París y el impresionismo eran los espejos en el que la gran mayoría se miraban, y por ello mismo, y más que le pese a algunos, Palau fue un compositor actual y contemporáneo, entendiéndose esa contemporaneidad en la Valencia de la primera mitad del siglo XX.
Con estas líneas vamos a intentar realizar una pequeña descripción de los estilos musicales que más influenciaron al compositor alfarense y fundamentalmente, aquellos que más están presentes en una de sus obras más importantes, aunque una de las más desconocidas, el concierto para guitarra y orquesta Concierto Levantino. Este concierto, recibe principalmente, influencia de dos movimientos musicales: del Impresionismo, así como de la música popular. Como poco a poco iremos describiendo en el apartado de análisis, encontramos en el cant valencià d’estil una fuente importantísima de inspiración. Las melodías de las albaes valencianas se encuentran agazapadas entre las armonías orquestales o camufladas entre los arpegios guitarrísticos. El Nacionalismo está presente también en la obra, un Nacionalismo peculiar, distinto a los de Falla o Albéniz, siempre en busca de ese elemento diferenciador, de ese sabor valenciano, o levantino (como el título del concierto). Esta corriente que intentaba recuperar los valores de las músicas tradicionales, se adaptaba perfectamente a sus necesidades musicales. La música popular (en cierto modo reiterando el punto del nacionalismo), está siempre presente en Palau. Usa el valenciano, temas y melodías del folclore, que conoce bien (al frente del Instituto de Musicología Alfonso el Magnánimo recopiló una buena parte de las canciones populares de nuestro país), recreándolas o reinventándolas para dotarlas de nueva frescura y sobre todo estilizándolas para encajarlas dentro de los cánones formales y estilísticos que la música clásica requiere. Poco a poco, en las líneas sucesivas, iremos intentando desgranar todas esas influencias.
Un músico trasnochado
Según explicaba Álvaro Zaldívar4 en un curso titulado Evolución de la música, celebrado en el Conservatorio de Torrent en septiembre de 2003, cabe plantearse de nuevo la necesidad de las múltiples clasificaciones que se realizan en la Historia de la música y si la cantidad de 'etiquetas' que tan a menudo se usan con los compositores y con sus obras son correctas o no. Si por un lado la catalogación de la Historia de la Música por épocas y estilos nos facilita tareas de búsqueda de material y nos posibilita poder situar una determinada pieza o autor, en un segmento de la amplia Historia, no es menos cierto que los adjetivos son siempre relativos y que no siempre pueden encajar para la descripción o temporalización de una persona o su creación y nos pueden llevar a equívocos y malos entendidos.
Lo que no es menos cierto es que las historias de la música más importantes y extendidas, han estado escritas por musicólogos y por teóricos centroeuropeos, que han tomado como referencia las corrientes artísticas que se tenían en Centro Europa, menospreciando muchas veces, todo lo que ocurría en el resto de los países. Por ello, muchos de los referentes que se emplean hoy en día, incluso en el marco de nuestra cultura mediterránea, están vistos con el prisma del historiador y del crítico que tiene como referencias a Bach, Haydn, Mozart, Beethoven, Brahms, Wagner y que ignora las realidades de Cabanilles, Martín y Soler, Scarlatti, Arriaga, Falla...
Al maestro Palau se le ha querido catalogar de muchas maneras: como a un músico impresionista, como representante del nuevo sinfonismo nacionalista, como pintoresquista... Muchas composiciones de Palau difieren estilísticamente entre sí, la evolución lógica que un artista va adquiriendo con su madurez, e introduciendo en su trabajo, se nota también en su obra, inclusive se puede apreciar esa evolución en una misma obra, como es el caso del Concierto Levantino, revisada después del paso de los años.
Palau fue profeta en su tierra, tuvo éxito (relativo, recordamos que nunca pudo vivir de la composición) entre sus paisanos y su música fue bastante interpretada durante su vida. Pero no siempre resultó fácil de escuchar en los auditorios valencianos, en más de una ocasión el auditorio valenciano, poco acostumbrado al politonismo y a algunos otros procedimientos que ya funcionaban en Europa desde años atrás, no recibió con agrado los nuevos intentos de Palau por acercarse a las nuevas técnicas.5
Sin embargo, se ha tildado la producción de Palau como trasnochada y se ha afirmado que en sus obras, a pesar de lo que se exponía en el párrafo anterior, no se observa una evolución6. Y la afirmación de que Palau ha estado al servicio de un estilo obsoleto, ha estado en boca de muchos críticos. Como Rosseau definió en su época, a los estilos cronológicamente fuera de su tiempo, se trata de estilos 'muertos'. Pero ¿hasta qué punto los estilos están pasados de moda cuando se siguen practicando? Con relación a lo que anteriormente comentábamos, haciendo un análisis estilístico formal, no encontraremos en la música de Palau grandes variantes respecto a las obras que podían haberse realizado anteriormente. Pero ¿qué es lo que está considerando el ilustrado francés para calificar un estilo de 'muerto'? Sin duda, se trata de la vida de los grandes creadores que encarnan la cumbre de un estilo o de una corriente, pero no finalizan éstos con la muerte de sus mayores exponentes, muchos otros artistas seguirán trabajando siguiendo unos criterios de creación que nos pueden parecer obsoletos, pero que sin duda son los que sirven para fijar y determinar estilos.
Se debería tratar la obra por encima del artista y desterrar la idea ejemplarizante de la literatura medieval de tratar a los creadores como si de «modelos de vidas de santos» se tratara. No se debería llevar 'a los altares' a los grandes compositores, en detrimento de los muchos otros músicos... vamos a decir menores, que sin duda realizan grandes aportaciones.
Manuel Palau no fue ese músico trasnochado, que algunos han querido definir, si tenemos en cuenta la realidad musical que lo envolvió durante su vida y quiénes eran sus modelos musicales. Valencia era una ciudad de provincias, recién salida de una guerra y a pesar de que el movimiento musical, gracias a las bandas de música, siempre ha sido muy importante, era difícil tener acceso a las últimas tendencias musicales. Las bandas y sociedades musicales, han aportado muchísimo al entramado social de nuestro país, han constituido sin duda un elemento esencial para la difusión de la música, pero en un aspecto social muy pronunciado, dejando a veces, los elementos culturales y estéticos a un lado. Las agrupaciones musicales, servían al pueblo para realizar unas funciones públicas, civiles y religiosas, muy arraigadas en el medio rural. Así los músicos de banda amenizaban fiestas, bailes, ceremonias religiosas, procesiones, desfiles y todo tipo de actos, supeditando estas tareas a la creación artística y el goce estético.
Manuel Palau fue un compositor que se tuvo que ganar la vida de la mejor manera. Nunca abandonó su labor como docente, que fue la que le posibilitó tener una estabilidad económica. Por ello, y para que su creación adquiriese la mayor difusión posible, y cómo no, gracias a su facilidad en el arte compositivo, creó obras para banda, para coro, para conjuntos instrumentales, para orquesta, para instrumentos solistas y asimismo, realizó transcripciones y adaptaciones de sus propias obras para todo tipo de conjuntos.
Palau fue un músico que conocía bien su oficio. Estudió por correspondencia con Koechlin y Bertelin, e incluso obtuvo los consejos de Ravel. Sin embargo y a pesar de que el impresionismo musical francés es una de sus principales influencias, la música de Palau es una amalgama de estilos y de escuelas que no se quedan en la música francesa de principios del siglo XX, sino que además se introduce en el estudio de otras músicas (la germánica a través fundamentalmente de la obra de Wagner), la popular, la nacionalista española con Falla, Albéniz, Granados ... y por supuesto con el intercambio musical e intelectual con sus colegas y paisanos: Chavarri, Asèncio, etc.
Así pues habría que reivindicar el valor de la obra de un músico y de un hombre que merecen recuperar protagonismo en este nuevo siglo XXI que comenzamos para que su legado musical no quede olvidado en el baúl de los recuerdos y se convierta en un referente artístico para los intérpretes de nuestro tiempo.
Bibliografía
LEÓN TELLO, Francisco José: La obra pianística de Manuel Palau. Instituto Valenciano de Musicología. Institución Alfonso el Magnánimo. Diputación provincial de Valencia. Valencia, 1956
SEGUÍ PÉREZ, Salvador: Manuel Palau (1893-1967). Serie Minor Historia. Generalitat Valenciana. Consell Valencià de Cultura. Valencia, 1998, p. 37.
GARCÍA DEL BUSTO, José Luis: La generación musical de 1890. Historia de la música de la Comunidad Valenciana. Editorial Prensa Valenciana, S.A. Valencia, 1992.
Notas
LEÓN TELLO, Francisco José: La obra pianística de Manuel Palau. Instituto Valenciano de Musicología. Institución Alfonso el Magnánimo. Diputación provincial de Valencia. Valencia, 1956, p. 53.
“ha seguido con ejemplar avidez el movimiento de la música europea contemporánea, procurando conocer las partituras nuevas y relacionarse con las figuras más relevantes en la composición y en la pedagogía. De esta manera, partiendo Palau de un nacionalismo romántico ya tradicional, ha sabido encontrar el lenguaje de su época. Los procedimientos más modernos aparecen utilizados en sus obras: politonía, nuevas fórmulas modales, una armonía que huye de los anteriores lugares comunes y que se enriquece con el frecuente empleo de notas añadidas, disonancias y acordes ajenos a la armonía clásica, ritmos originales y en ocasiones combinaciones polirítmicas”. Op. Cit., p. 10.
Sobre este aspecto Salvador Seguí realiza un excepcional trabajo en su tesis doctoral, que mencionaré a menudo a lo largo de todo el trabajo.
El profesor Dr. Álvaro Zaldívar Gracia es Catedrático de Estética e Historia de la Música del Conservatorio Superior de Música de Murcia. Consejero de número de la Institución Fernando el Católico (CSIC) y director de su revista de musicología Nassarre.
“ ...por otra parte, no puede ocultar Palau sus enfados con los socios de la Filarmónica, que poco antes (de la fecha del escrito, no de la presencia de Falla en Valencia) habían recibido con cierta desorientación, sino airada protesta, el estreno de Tres impresiones orquestales, que el maestro José Manuel Izquierdo dirigió a la Orquesta Valenciana el día 1 de abril de ese mismo año 1925. En esta obra Palau usa de la politonalidad, procedimiento que resultó excesivamente avanzado para los conservadores oídos del momento”. SEGUÍ PÉREZ, Salvador: Manuel Palau (1893-1967). Serie Minor Historia. Generalitat Valenciana. Consell Valencià de Cultura. Valencia, 1998, p. 37.
“Como cabe decir de un Turina, en la música de Palau no se observa una línea excesivamente marcada por la evolución: antes al contrario, el bien aprendido oficio compositivo se puso siempre al servicio de un ideario estético que, en fondo y forma, podríamos calificar de tradicional”. GARCÍA DEL BUSTO, José Luis: La generación musical de 1890. Historia de la música de la Comunidad Valenciana. Editorial Prensa Valenciana, S.A. Valencia, 1992.
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