España - Cantabria

Festival de Santander

La gran lituana

Roberto Blanco
jueves, 10 de agosto de 2006
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Santander, viernes, 4 de agosto de 2006. Sala Argenta del Palacio de Festivales de Cantabria. Violeta Urmana (soprano). Orquesta de la Fondazione Toscanini. Director: Miguel Ángel Gómez Martínez. Obras. R.Wagner: Wesendonck Lieder, ‘Dich, teure Halle, grüss ich Wieder’ de Tannhäuser. G.Verdi: ‘Oh cieli azzurri’ de Aida, ‘Nel dì della vittoria’ de Macbeth. U.Giordano: ‘La mamma morta’ de Andrea Chenier. A.Ponchielli: ‘Suicidio’ de La Gioconda. W.A.Mozart: Oberturas de La clemenza di Tito y Le nozze di Figaro. G.Verdi: Preludio de Aida, obertura de Nabucco. P.Mascagni: Preludio e Intermezzo de Cavalleria rusticana. 55 Festival Internacional de Santander. Aforo: 1800 localidades. Ocupación: 80%
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Los recitales son siempre una buena prueba para todas las grandes voces. Una prueba que Violeta Urmana encaró inicialmente reteniendo la inmensidad de su voz, hoy en día poco común. Para ello eligió comenzar mostrando su riqueza de matices y su amplitud: Con su ganada reputación de sensacional wagneriana, inició su intervención con unos palpitantes Wesendonck Lieder, emitidos con voz clara y precisa, individualizando las cinco melodías con un canto expresivo y hechizador. Un determinado color aquí, un largo aliento allí, oscura gravedad en otro, llegando a conmover con ‘Im Treibhaus’ (En el invernadero), con la valiosa aportación de Gómez Martínez con la Orquesta de la Fondazione Toscanini.

La primera parte concluía con el aria de Elisabeth del segundo acto de Tannhäuser, ‘Dich, teure Halle, grüss ich Wieder’, con una magnífica regulación del volumen y una flexibilidad vocal que parecen nacer de la pasta y del mordiente de su timbre. Entre ambas intervenciones, la orquesta desgranó la obertura seria de La clemenza di Tito y la endiabladamente apresurada (así lo quiso Gómez Martínez) de Las bodas de Figaro de Mozart.

La segunda parte, dedicada a Verdi y al verismo, ofreció muy buenos y bellos momentos, aunque en ‘Oh cieli azzurri’ y en ‘La mamma morta’ algunos agudos fueron forzados, si no escamoteados, pero la pericia del concertador minimizó el tránsito. Nada grave, pues la fenomenal voz de Urmana volvió en ‘Suicidio’ de La Gioconda con su dramatismo impactante, con graves abisales, un agudo inflamante y un legato superior. Después, la increíble aria de Lady Macbeth, ‘Nel dì della vittoria’ nos condujo a su salvaje cavatina donde la voz salió perfectamente madurada, bella, de verticalidad permanente y admirablemente gestionada.

Por el camino, Gómez Martínez dirigió muy sentidas interpretaciones de páginas de Aida, Nabucco y Cavalleria rusticana que completaron el recital. Con ‘Voi lo sapete o mamma’ de esta última ópera se abrían los bises, que concluían con otra vía explorada por la cantante: la ‘Canción de Vilja’ de La viuda alegre de Léhar, otra expresión de los mil talentos de la gran lituana.

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