Estados Unidos

Una particular mirada de Butterfly

Horacio Tomalino
viernes, 1 de diciembre de 2006
Nueva York, lunes, 23 de octubre de 2006. Metropolitan Ópera House. Lincoln Center of the Performing Arts. Madama Butterfly. Ópera en un tres actos de Giacomo Puccini sobre libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi basado en la obra de Belasco, que se inspiró a su vez en la novela del francés Pierre Loti, ‘Madame Chrysanthème’. Estreno: Teatro de Alla Scala de Milán el 17 de febrero de 1904. Anthony Minghella, dirección escénica. Elenco: Marcello Giordani (Pinkerton), Grez Fedderly (Goro), Maria Zifchak (Suzuki), Dwayne Croft (Sharpless), Cristina Gallardo-Domas (Cio-Cio-San), Keith Miller (Comisario Imperial), Criag Montgomery (Notario), James Courtney (El Príncipe Yamadori), Edyta Kulczay (Kate Pinkerton). Coro y Orquesta del Teatro. Asher Fisch, director musical. Temporada 2006-7
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Con una de las campañas publicitarias más agresivas que ha visto la ciudad de New York, se ha inaugurado una nueva era en el maximo coliseo lírico neoyorquino: la era Gelb. Una era que apunta a la mercadotecnia y al marketing como solución para atraer nuevo público y volver a hacer rentable una compañía que desde el 11-S no ha podido encontrar un rumbo eficaz para equilibrar sus finanzas.

Correspondió a la polémica producción de Madama Butterfly proveniente de la English Nacional Opera dar el golpe de efecto que las nuevas autoridades venían buscando. La puesta en escena firmada por Anthony Minghella fue el primer acercamiento del renombrado director de cine británico -ganador de un oscar por el film El paciente ingles- en el terreno de la opera. Su trabajo en general resultó satisfactorio y aunque varias ideas no fueron del todo bien resueltas –como por ejemplo la resolución del suicidio de la protagonista- pude afirmarse sin miedo al error que hizo una labor de una belleza y una sensibilidad suprema. Si bien, es objetable que la obra perdió toda su ‘italianità’ y terminó siendo una obra japonesa cien por ciento, también fue de admirar la dimensión y la profundidad teatral que bajo su dirección alcanzó el drama.

Con mucho de teatro kabuki y de simbología japonesa, el escenario fue convertido en una gran caja negra donde sólo hubo lugar para paneles movibles que determinaron los espacios y permitieron la continuidad fluida de cada una de las escenas. En el éxito final de la producción, un papel especialmente destacado ocupó el colorido y suntuoso vestuario firmado por el diseñador Han Feng. A pesar de ciertas reticencias iniciales la idea de utilizar una marioneta de estilo bunraku para representar al hijo de Butterfly terminó resultando un acierto. Manejado por tres hombres de negro, el muñequito en cuestión tiene momentos conmovedores que no hicieron más que acentuar el dramático desenlace de la ópera.

© 2006 by Metropolitan Opera House

Esta producción ha sometido a los cantantes a exigencias extremas en materia de actuación y esto ha resentido el desempeño vocal de buena parte de ellos. Así es como la soprano chilena Cristina Gallardo-Domas –la gran protagonista de la noche- tuvo más de un problema para construir vocalmente su personaje en medio de todas las idas y venidas que le planteó la regie y que terminaron por agotarla ni bien entrado en el segundo acto. Gallardo-Domas no llegó a alcanzar el nivel vocal al que nos tiene acostumbrados y si bien obtuvo un destacado triunfo personal y una interminable standing ovation una vez caído el telón, sin llegar a decepcionar solo estuvo correcta.

El tenor italiano Marcello Giordani no tendrá la belleza de timbre ideal para el rol, pero al menos es seguro y profesional en su labor. Frasea, sabe ser apasionado y frió según la ocasión lo requiere, lo que al rol de ‘Pinkerton’ le viene de perlas. Quizás se cuide demasiado y no ponga toda la carne en el asador, pero cuando la pone como fue el caso de su ‘Addio fiorito…’ obtiene momentos de subyugante belcanto.

Dwayne Croft fue un muy convincente ‘Sharpless’. En la voz del barítono americano el rol de cónsul recuperó la nobleza y la intensidad que tan pocas veces somos capaces de oír en estos días.
 
La ‘Suzuki’ de Maria Zifchak resulto un tanto distante y fría a lo que sucedía a su alrededor, mas allá de su sentido canto.

Del resto del elenco destacaron el ‘príncipe Yamadori’ de James Courtney y la ‘Kate Pinkerton’ de Edyta Kulczay.

Al frente de la orquesta de la institución el Maestro Asher Fisco hizo una muy refinada y precisa lectura de la partitura pucciniana.

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