Estados Unidos
MET: ‘La flauta mágica’ para todos (I)
Horacio Tomalino

Desde que desembarcó en el escenario del MET la nueva producción de La Flauta Mágica que firmó Julie Taymor [ver crítica], la ópera de Mozart se ha convertido en uno de los principales atractivos de la cartelera neoyorquina. Y es que la régie de Taymor es uno de los trabajos escénicos más interesantes y completos que el coliseo neoyorquino ha presentado en los últimos años.
Aprovechando el periodo de fiestas, el Met incluyó en su programación varias funciones suplementarias –hasta dos funciones diarias- de la ópera de Mozart no sólo en su idioma original sino también en una versión abreviada en ingles -curiosamente con subtítulos en español- que constituyó una acertada iniciativa destinada a captar un público no siempre familiarizado con el arte lírico [ver crítica].
En ambas formatos, la producción provocó el delirio de grandes y chicos quienes no dejaron de maravillarse por el mundo de fantasía y ensueño propuesto por Taymor y en donde se entremezclaron marionetas, teatro negro y todo tipo de efectos especiales.
En la versión alemana de la ópera, Christoph Strehl fue un correcto ‘Tamino’, aunque un tanto inexpresivo si se lo quiere. El tenor alemán pareció estar más interesado en obtener el mejor efecto vocal que en dotar a su personaje de una personalidad que lo pudiese diferenciar del resto. Técnicamente se lo vio sólido y fue en las arias donde obtuvo los momentos de mayor lucimiento.
Frente a la solemnidad del ‘Tamino’ de Strehl, el ‘Papageno’ del barítono ruso Rodino Pogossov resultó toda chispa y extroversión. Además de una contundente y dúctil voz de barítono, Pogossov tuvo una impresionante desenvoltura escénica que infundió juventud y desenfado a su personaje del hombre pájaro.
Isabel Bayrakdarian y Volker Vogel
Fotografía © 2006 by Ken Howard
Isabel Bayrakdarian hizo de su ‘Pamina’ una verdadera recreación del rol presentado una hija de la reina de la noche mucho más temperamental de lo habitual. Vocalmente, la soprano libanesa exhibió una voz opulenta y de cautivante belleza en un rol que le quedó ideal para su voz de soprano lírica.
Debutando en el compañía, la soprano alemana Cornelia Götz resultó una ‘Reina de la noche’ de apabullante solvencia y despliegue técnico. Absolutamente esplendido René Pape delineó con autoridad y admirable calidez de color un ‘Sarastro’ superlativo. Completaron el elenco un sólido Volver Vogel como ‘Monostatos’ y el efectivo bajo ingles Robert Lloyd en el rol del ‘orador’.
Substituyendo a James Levine, originalmente previsto, el Mtro. Scott Bergeson dirigió con entusiasmo y una particular atención a la concertación entre la orquesta y los cantantes.
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