Discos

Seguridad laboral para guitarristas

Carolina Queipo Gutiérrez
miércoles, 28 de febrero de 2007
Eric Pénicaud: Musique de chambre avec guitare. Jubilatio (Ed. Max Esching); Le chat du torrent (Ed. d´Oz); Le nuage d´inconnaissance; Petite suite pour les elefants; Stable/Mouvants (Ed. d´Oz); Le fil d´Ariane (Ed. Berben); Irisation (Ed. Combre); Oviri, petit concerto pour le grand large; Pour un Finale. Éric Péicaud, Y. Pignol, R. Duret: guitarras; J.M.Boissiére, J. Filipas: flautas; L. Florentin: soprano; G.Gambus: darbuka; J.C. Selmi: violín; F. Pantin: piano Fender y sintetizador; Cuarteto y Trío de l´Ensemble Polychronies. Quantum. QM7036, CD: 53'27 grabado en Aubagne (Francia) en el segundo semestre del 2006, Estudio Richard Larrozé
0,0001699 Tras la escucha de esta estupenda producción me vino de inmediato a la cabeza un artículo del estudioso y guitarrista Matanya Ophee, personalidad que suelo nombrar en mis reseñas. Pero es que no hay mejor crítico con su instrumento, sobretodo en su artículo Problemas de Repertorio, en el que expone una serie de ideas que se prestan al comentario de este nuevo registro sonoro.

Musique de chambre avec guitare recoge parte de la obra musical del compositor, guitarrista y carismático improvisador Eric Pénicaud (Casablanca, 1952). Su obra se la ha relacionado con las músicas llamadas étnicas -salvando las distancias- por su continuo interés por el flamenco y el jazz que introduce en consonancia y evitando la simple amalgama de estilos, con las corrientes compositivas de sus admirados maestros Stéphane Caplain-Saint-André, Stravinsky, Messiaen, Maurice Ohana y Leo Brouwer. Su estilo, declara Pénicaud, busca “liberar a la guitarra de los corsés musicales donde normalmente reside prisionera” al tiempo que quiere “asegurar su presencia en el corazón de la música de hoy y de mañana”. Y todo esto se lo plantea a través de un concepto vital: favorecer la integración de la guitarra en la música de cámara. Esta es la clave para proporcionar, según palabras de Ophee, una “Seguridad Laboral para Guitarristas” puesto que “si se quiere empleo continuo, lo mejor es subirse al tren de la música de cámara”.

Ophee va más allá y se mete de pleno con diferentes problemáticas del instrumento y anima a los guitarristas a buscar obras que ofrezcan cosas nuevas y atrayentes a los otros amigos músicos para que toquen con ellos, para poder romper con “el molde de los conciertos de guitarra sola, las clases magistrales de guitarra, los concursos de guitarra y el festival de guitarra, y lanzarnos a la verdadera sociedad musical”. Piensa que la música de cámara ayudará a funcionar al instrumento igual de bien que el violín, el piano y el violonchelo y apuesta de esta forma por un resultado favorecedor tanto para la propia economía del guitarrista como para el futuro de la disciplina.

El propio Pénicaud nos ofrece esta salida con un repertorio de obras novedosas e inteligentes de su propia fábrica. Por lógica van acompañadas por fuertes apoyos de entidades y personalidades musicales que corroboran su calidad. Leo Brouwer, Larry Coryell o Alberto Ponce aparecen en los prefacios de las notas discográficas de los tres anteriores registros de su obra. Además se rodea de intérpretes muy cualificados que aceptan con gusto formar parte de su interpretación. En el caso de la guitarra intervienen Rebaud Duret, Tania Chagnot, Arnaud Dumond y Roland Dyens. Y en cuanto al resto de los instrumentos colaboran Quatuor et trio l´Ensemble Polychronies Quantum, entre otros grandes de la música de cámara.

Por si esto fuera poco añadamos los, hasta la fecha, ocho premios internacionales de composición que lo avalan [Martinica, (1984-1986); Japón (1987) e Italia (1999-2002)] junto con el interés que despierta su producción en prestigiosas firmas editoriales como Max Esching, Berben, d´Oz... encargadas de su publicación. Este conjunto de hechos en sintonía con su continua preocupación por la pedagogía de su instrumento tienen como consecuencia más inmediata la mejor demostración de su éxito: su obra ha llegado al mismo corazón del conservatorio y es estudiada y admirada.

Este cuarto disco, Musique de chambre avec guitare, contiene magníficos ejemplos de su estilo y destreza compositiva: dos solos de guitarra Le chat du torrent (10 cuerdas) e Irisation; dúos con voz y flauta como Jubilatio, Stable/Mouvants con gran empaste y cierta dosis de improvisación entre los instrumentos; novedosos conjuntos camerísticos como la darbuka y la guitarra electroacústica unidos en la virtuosa pieza Pour un Finale, o guitarra acústica con flauta, piano Fender y sintetizador que dialogan bajo un halo de improvisación en Oviri, petit concerto pour le grand large; conjuntos más habituales pero igualmente bellos son el didáctico dúo de Petite suite pour les elefants y la dodecafónica Le fil d´Ariane; y como colofón Le nuage d´inconnaissance, cuarteto más guitarra en la que ésta termina por fusionarse con el timbre de las frotadas en la búsqueda de la formación del quinteto, lo que ratifica una vez más la idoneidad del instrumento en la música de cámara.

La obra de Eric Pénicaud ofrece al músico guitarrista un repertorio que por fortuna no sigue las peores predicciones de Ophee sobre el instrumento. Con su obra e inteligencia para con la guitarra, Pénicaud se ha ganado el respeto y aprecio no sólo del público sino del resto de los músicos, los maestros, los críticos y los empresarios. ¡Que cunda el ejemplo!
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