Amanda Gorman, la mujer que habla en la primera persona del plural, tiene razón: es necesario sanar.O, más correctamente, cada uno de nosotros debe sanar, porque el "nosotros" que crea es, al fin y al cabo, sólo una construcción.
Si solo cuento, tengo un número, pero ¿con qué comparo ese número?No es fácil afirmar que, por ejemplo, los miembros del grupo populista de derecha son más activos de una manera científicamente limpia, relevante y sin desviaciones.
No es una encuesta inútil, pues la escasez de estudios de ese tipo así como las carencias de las encuestas del Ministerio de Cultura, otorgan importancia a estudios cuya metodología pueda ser cuestionada, como en este caso.
Las distopías se ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos enmarcados en sistemas seudo-democráticos donde la élite gobernante se cree investida del derecho a invadir todos los ámbitos de la realidad en sus planos físico y virtual, no dudando en restringir los derechos básicos de la ciudadanía y estigmatizar a todos los sectores refractarios a la doctrina oficial del establishment con un anatema recurrente.
Durante la época soviética estalinista y poststalinista, Shostakovich fue el símbolo y el estandarte de la cultura musical rusa hasta el día de su muerte, el día 9 de agosto de 1975.Sobrevivió a los tiempos más oscuros de la historia de la URSS, aguantando fuertes críticas en los años 1936 y 1948, y otras más moderadas desencadenadas por su Sinfonía número 10 (después de Stalin, en 1954), y por su Sinfonía número 13 (en 1962).
En la década de 1880 Ignacio Zuloaga y Santiago Rusiñol compartían estudio en París.El vasco había presentado algunas obras de El Greco al catalán, quedando este fuertemente impresionado por su espiritualidad, su trazo y melancolía.
Fueron aquellos escogidos que no buscaban su mejor ángulo en el espejo del camerino momentos antes de caminar hasta el podio;ellos no tejieron tapices de narcisismo, ansiedad e impostura, ni se ahuecaron las canas para multiplicar sus rasgos aguileños;
Despertar, ducharse y afeitarse de forma meticulosa.Fijar la mirada en el espejo, llevar las manos al cabello y ahuecarlo y moldearlo, observándose.Los ojos que aprecian cada matiz de la propia mirada y siguen cada paso preciso de los dedos moldeando la perfecta melena son acerados, fríos, calculadores.
Trude Fleischmann retrató a Furtwaengler en varias ocasiones, entre 1923 y 1930.Los dos primeros retratos que muestro, realizados con dos años de intervalo, son inquietantemente similares: el gran maestro berlinés mira hacia su derecha, y parece asumir con fría disciplina que debe ser retratado.
Arturo Toscanini y Willem Mengelberg coincidieron un par de temporadas al frente de la Filarmónica de Nueva York, entre 1926 y 1928.No se arreglaban bien.A Toscanini, quien gustaba de proteger su hermoso craneo bajo elegantes sombreros de fieltro, no le gustaba compartir el firmamento con otros astros.