Albert Boadella nos revela que los gustos y los tiempos de hoy no son demasiado propicios para la lírica.Pero él se ocupa de resucitar ese encanto y esa armonía musical.¡Viva la nostalgia!
Aquiles, por inducción de su madre y para librarse de ir a la guerra, da el paso de convertirse en Pirra.Y como mujer vive felizmente en Esciros junto a Deidamia.Hasta que se entromete Ulises y hace resurgir al macho alfa que Pirra lleva dentro.
Saioa Hernández es siempre una artista de gran inteligencia teatral, penetra y hace suya la psicología del personaje de Dolores, confiriéndole gravedad y un sentimiento de íntima ausencia que cristaliza en su gran escena del tercer acto.
Encuadradas en apenas el lapso de noventa años, las tres obras ofrecidas por Zacharias representan tres hitos en la historia del pianismo romántico: sus albores, su esplendor maduro y un nostálgico 'requiescat in pace'.
Arteta volvía a pisar el Teatro de la Zarzuela para ofrecer un recital de romanzas y dúos de zarzuela, consciente de que su voz aún se estaba recuperando.Y es que el bache que le tocó sufrir no fue precisamente pequeño.
Arabella se cuestiona la sociedad que le rodea e, incluso, al contrario de lo que afirma Loy, se concibe a sí misma como algo diferente a lo que representan su madre y su hermana: volcanes emocionales que no reflexionan racionalmente sobre su condición y sus actos.
Konstantin Krimmel eligió dos universos complementarios en el campo del lied alemán como Schumann y Wolf, que integró satisfactoriamente con el acompañamiento de un pianista ya reconocido, el muy competente Ammiel Bushakevitz
Como en la célebre canción de Simon & Garfunkel, las aguas turbulentas en el seno de la Nacional parecen haber sido amansadas al menos temporalmente con este concierto donde se dieron la mano Maurice Ravel con el ballet 'Ma mère l’Oye', y Manuel de Falla con la versión de concierto de su ópera 'La vida breve'.
Los códigos estilísticos de 'Coppelia' favorecen por su misma idiosincrasia una reformulación o nuevo acercamiento desde el prisma de la era contemporánea, una nueva modernidad como en las décadas de los 20 y 30.
Amina, en vestido blanco distintivo de su pureza de novia, es asediada desde el comienzo de la representación por una legión de jóvenes bailarines con vestiduras oscuras que giran alrededor de ella, acosándola y dirigiendo sus movimientos por el escenario, cual alma exangüe.