Perianes finalizó la primera parte con una personalísima y temperamental 'Fantasía Bética', donde lució su particular complicidad con el sustrato popular de la obra, un atinado refinamiento y una musicalidad desbordante.
Los Mutter’s Virtuosi se divirtieron no poco con el Concierto de Brandeburgo nº3 de Bach con su pegadizo y rítmico tema inicial, que se pasaban juguetones entre solistas y tutti.
'Querencia' es un espectáculo enormemente atractivo, que me encantó mientras lo veía y me hizo pensar en la necesidad de crear más producciones así, capaces de contentar al público 'patrio' y al tiempo exportar una imagen de la danza española tan brillante y bien hecha
Hay otro aspecto que me apetece destacar de Sokolov y es el rígido entrenamiento de sus dedos, cada uno de los cuales es como un buen soldadito desfilando, excepto que el resultado se parece más a un ballet.
¿Cuándo se convirtió en un clásico Matthias Goerne?Yo aún tengo muy presente cuándo Schubert -y 'Winterreise'- era Fischer-Dieskau, y ahora es Goerne.Y cuando intérprete y obra se unen así, es muy difícil hacer una crítica de un concierto concreto.
Acosta no podría eludir las autorreferencias a su propia carrera en una obra tan personal como 'Tocororo Suite', llena de frescura, vitalidad, optimismo y sentido del humor
Robert Gleadow sobreactuó llenando la representación de bailecitos, tics y muecas repetidos.Estas tonterías intoxicaron no sólo la acción sino también los concertantes y alcanzaron su clímax en los saludos finales.
El hilo conductor del programa estuvo constituido por la misión del jesuita español Diego de Pantoja (1571-1618) a principios del siglo XVII, como homenaje musical en el 450º aniversario de su nacimiento.
En 'Cuadros para una exposición' escuchamos a una orquesta gloriosa y vimos a unos músicos gozosos, mientras que en el 'Concierto para violonchelo' de Dvorák volvimos a ver y escuchar a la orquesta y músicos 'dolorosos' de las últimas temporadas bajo la titularidad de Gómez Martínez.
La afinación, empaste y precisión del Monteverdi Choir y la calidad de los English Baroque Soloists alcanzaron cotas sublimes.Como memorable la dirección de Sir John Eliot Gardiner al frente de los mismos, volviendo a demostrar que el rigor histórico de las formas y la emoción del contenido pueden (¡y deben!) integrarse.