En la partitura de Phryné, la sabiduría compositiva de Saint-Saëns se disfraza de aparente ligereza.Todo queda envuelto en una elegante ironía, y si la obligada influencia offenbachiana es patente en ciertos pasajes, nada queda de la acidez de las primeras operetas de Hervé y Offenbach.
No sabía en qué estado estaría la que ha sido una de las grandes especialistas de la pirotecnia vocal, pero me daba igual, lo importante era poder escucharla en directo.
Pocas veces se ve tanta complicidad entre un director y su orquesta.A menudo Thielemann deja hacer, a la Carlos Kleiber, sin siquiera marcar el tempo con la batuta.A menudo basta con una simple mirada para indicarle su entrada a un pupitre.
La recuperación de ‘Hulda’ de Franck, más de ciento treinta años después, era ya un aliciente mayor para todo melómano curioso.Y corriendo la resurrección a cargo del Palazzetto Bru-Zane, que tantas satisfacciones da a los amantes de la música francesa de 1780 a 1920, la expectación era todavía mayor.
Con un reparto sólido, con unos cuerpos estables magníficos, con una puesta en escena inteligente y una dirección musical impregnada de misticismo, llega la magia de la ópera.Y el espectador, emocionado, queda una vez más subyugado por la hermosura de la obra de Wagner.
Poder escuchar la música de Johnson es siempre una suerte y un disfrute.Porque su música es a la vez inmediata, fresca y sorprendente, es una mezcla de rigor matemático y de sentido del humor, combinados con la herencia de Cage y un lejano aroma a Satie.
Esta desopilante 'Opéra-ballet buffon' de Rameau sobre la feísima ninfa de los pantanos seducida en broma por Jupiter fue representada en una actualización a nuestros tiempos, rebosante de elementos adecuados para actualizar la bufonería ya aludida
La puesta en escena de Carsen es uno de los mayores aciertos de los últimos veinte años en materia de puesta en escena operística.Atemporal, concentrándose en el drama, eficaz sin efectismos baratos, sobria y muy musical.
En La Seine Musicale no sólo dan conciertos en formato tradicional, sino que experimentan con los llamados “grandes proyectos escénicos” que integran música, iluminación, vídeos, ballet y puestas teatrales en verdaderas sinergias de representación visual.
Masterpieces are rare, and masterpieces built on the foundation of other masterpieces are even less common.With ‘Fin de Partie’, however, Kurtág has come very close