Con 'Zarzuela en Danza' hemos tenido la oportunidad de disfrutar de doce bailarines que no solo hacen estupendamente bien su trabajo, sino que además cantan y actúan en un espectáculo ágil, fluido y bien hilvanado que empodera el aspecto bailable del teatro lírico español.
La política musical del Ministerio de Cultura no atiende al país, sino a Madrid y a Barcelona.Allí están los principales centros de producción, los mayores recintos y la casi totalidad de la crítica.No es un problema del Gobierno de turno, sino de un ecosistema que controla las principales decisiones del sector.
En la zarzuela, lo inmaterial (el presente) es sombra de lo que fue, y lastre;mientras que lo material (la época dorada) es luz, y su estudio abre posibilidades de futuro.Dirijamos nuestra mirada hacia la zarzuela con nueva información, más centrada en el brillante patrimonio material y menos en el deprimente patrimonio inmaterial.
El teatro presentaba un aspecto casi completo y el programa parece haber tenido éxito en cuanto reclamo de un público mayoritariamente maduro y de cierta edad, todo hay que decirlo
Alejandro del Cerro mostró una voz muy lírica dotada de empaque y brillo, desplegando un fraseo de gran musicalidad que le permitió rematar una aseada caracterización de Don Fernando, al que solo le faltó un punto de espontaneidad
Ignacio García, que de teatro lírico español sabe bastante, apuesta por espacios abiertos, moviéndose entre azafranes y espigas de maíz, con la señorial y adusta presencia de los caserones manchegos
Bajo el título “Comedia musical a ambas partes del Atlántico” se presentaba este atractivo Concierto de Navidad que cada año celebra el Teatro de la Zarzuela el día anterior a Nochevieja.Además de los conjuntos titulares se contaba en esta ocasión con la soprano Ruth Iniesta como solista vocal que amenizó el fin del año 2023 con un variado menú de música americana y zarzuela española.
Esparza, la triunfadora indiscutible de la noche, hace gala de un equilibrado dramatismo y una más que plausible dicción vocal.Su voz fresca y su refinado gusto musical y melódico sirven a una creíble caracterización de Lina.
Si en las dos primeras décadas del siglo XX se necesitaron a mansalva artistas de zarzuela que ante todo dominaran la comedia, la década de los años veinte pedía cosas nuevas.