El Teatro de la Zarzuela vio por vez primera cómo brillaron de nuevo las elevadas facultades canoras de soprano lírica de agilidad que atesora Lisette Oropesa, en la que prepondera un mórbido registro central y unos firmes agudos, espléndidamente emitidos, a lo que une una presencia carismática en el escenario que atrapó al espectador desde su primera interpretación
Me van a permitir los lectores de Mundo Clásico, que después de una ausencia larga, más larga de lo que es de desear, vuelva a escribir.Esta vez para cumplir un deber de información que, por cierto, lleva mucho retraso.