La inauguración es el 5 de agosto con la 'Novena Sinfonía' de Beethoven a cargo de Rotterdams Philharmonisch y el Orfeón Donostiarra, dirigidos por Lahav Shani.
En las tres obras de la primera parte uno tiene la sensación de que se trataba más de virtuosismo que de otra cosa, y que la obra era excusa para el lucimiento de los solistas: Bruno de Sá, Carlo Vistoli, y Thibault Noally.
No me quedé muy impresionada con lo que escuché.La composición en España ha mejorado muchísimo, y ya no se escuchan las obras mal escritas que fueron habituales durante tantos años (y que siguen siendo una lacra en casi todos los compositores 'popes de la música española' como Tomás Marco en su Policías y ladrones, estrenado apenas dos días antes de este concierto), pero con unas pocas excepciones tampoco vi ideas interesantes.
La recuperación del patrimonio musical español le debe mucho a las inquietudes artísticas de intérpretes, directores, cantantes o formaciones orquestales.Tal es el caso de Alberto Miguélez Rouco, que se ha formado como excelente contratenor y ya tiene en su haber un par de grabaciones discográficas de enorme seriedad interpretativa
El presente concierto formaba parte de la segunda edición del Festival Iturbi y su gran atractivo era el programa, con obras infrecuentes de Mozart, Prokofiev, y los Bach, padre e hijo, junto a la más escuchada 'Totentanz'
Como siempre, Manfred Honeck sigue su propio camino, lleno de ideas ricamente convincentes que son capaces de polarizar implacablemente;lo que, por otra parte, es bueno y hace bien al arte interpretativo.
La tesitura funciona a las mil maravillas y despierta miles de metáforas asociativas.Hay mucho movimiento, mucha audacia, mucha variedad, pluralidad de enfoques, con un entramado unificador deslumbrante en esta exhibición de virtuosismo danzístico moderno.