Nureyev no solo era un gran intérprete, sino que con su variado repertorio superó las barreras entre el arte dancístico clásico y el contemporáneo.Como coreógrafo intensificó a los clásicos a través del virtuosismo y realzó los papeles masculinos.
Falstaff es una pieza de elenco y le permite a la venerable Ópera Estatal de Viena mostrar lo bien que funciona éste internamente.La felicidad de los solistas durante la actuación se reflejaba de forma permanente en sus rostros.
En contraste con años anteriores, las siete nuevas producciones abogan por repertorio más consolidado, empezando por el despertar de un nuevo anillo con Das Rheingold de la mano de Tobias Kratzer (a quien precede el éxito de su Tannhäuser en Bayreuth)
El antiguo titular de la Orquesta Sinfónica de Boston sufrió una insuficiencia cardíaca.La Ópera Estatal de Viena iza la bandera negra en señal de luto.
Como no se puede dejar a este creador en el vacío, los intérpretes tienen que decidir si quieren anclar a Bruckner estéticamente retrógrado en la tradición romántica o si quieren hacer de él un visionario, un pionero del modernismo.
En "In the Middle, Somewhat Elevated" asistimos a una ampliación y aceleración de las figuras tradicionales del ballet.Al cambiar la alineación de las posiciones y el énfasis de las transiciones, los encadenamientos empiezan a inclinarse oblicuamente y reciben un impulso inesperado que los hace parecer en desacuerdo con sus orígenes
No queremos servir a nichos en el arte, con Giselle, Coppélia, Don Quijote, La Bella Durmiente, El Lago de los Cisnes, La Dama de las Camelias y todos los demás programas, mostramos un abanico que difícilmente puede experimentarse en otro lugar con esta diversidad.
Bajo el título de Shifting Symmetries (Simetrías cambiantes), el Wiener Staatsballett (Ballet Estatal de Viena), que dirige el prestigioso coreógrafo Martin Schläpfer, estrenará el próximo 23 de diciembre una nueva velada con sendas obras maestras de Hans van Manen, Forsythe y George Balanchine.