“La diferencia entre Beethoven y yo, es que Beethoven quedó sordo después de haber escuchado música.Yo nunca en mi vida pude oír un acorde”.Pero, como Borges frente a los “videntes”, tal vez escuchó lo que muchos no podemos escuchar

El paso de la titularidad musical del Covent Garden a la de la Sinfónica de Londres implica para Pappano un enorme salto de su rutina operística a un mundo sinfónico que podrá explorar más asiduamente

En un apacible y esplendoroso 'In paradisum' coros y orquestas parecen desaparecer en la miríada de estrellas, en la infinitud de una noche a la cual el vídeo de Collishaw nos precipita con un empujón que no admite resistencia: muerte y cosmos, quiérase o no.

El Barbican se transformó en una especie de templo durante la serie de funciones de este refrescante 'Mahabharata'.Algunos espacios fueron dedicados a la meditación, relatos orales y ejecuciones de sitar, sarangi y bansuri.

Muchos años después de haber escuchado la Sinfonía alpina a Karajan tuve la suerte de ver, en una semana, a Vladimir Jurowski y sus bávaros, y Christian Thielemann y sus sajones escalando la montaña straussiana.

¡Qué bien ha madurado Simon, aquel chico de Liverpool que terminó siendo director de orquesta!

“¡Es que Mahler hoy estaba sonriendo!”, respondió Bernstein.También pareció sonreír en esta oportunidad, al menos para aliviar al público de un país finalmente derrotado por la desesperanza y la arrogancia xenófoba de su elite gobernante.

La London Sinfonietta interpretó un programa en cierta medida autobiográfico, ya que inició el concierto con O-mega, una de las últimas composiciones estrenadas por Xenakis, quien la escribió precisamente para que la estrenaran en el Festival de Huddersfield de 1997;

Tapiola es la culminación de la vida del autor, y se nota.Sibelius se embarca en una aventura armónica llena de autocuestionamientos, saltándose sus propios límites y concluyendo con un angustioso interrogante.