El jurado designado por las instituciones participantes ha acordado por unanimidad premiar las obras ‘Desvelo’ de Guillermo de la Torre Rivelo, ‘El sueño de Bartók" de Pau Gironés Musté, ‘Izoliteco’ de Ana Beyron y ‘De una reflexión cuerda’ (locus amoenus) de Nuria López García.
Menos mal que ante tamaño desatino de Echanove los cantantes y actores se implicaron con entusiasmo para que la función discurriera hasta buen término en lo netamente interpretativo
Claus Guth plantea la trama del libreto original contemporizando las conexiones personales entre Mitridate y sus dos hijos, Sifare y Farnace, respecto a Aspasia e Ismene, las dos féminas de la historia, y al igual que los hijos del soberano, cada cual más diferente en carácter.
El apartado musical fue otro cantar, nunca mejor dicho.La dirección de Borowicz compensó la falta de movimiento escénico con una lectura ágil, vibrante, y de una intensidad orquestal de gran voltaje.El director polaco acompañó a los cantantes con un sonido que le permitió insuflar una conveniente tensión dramática en los momentos oportunos
Valentina Carrasco hizo una lectura feminista y simbólica, más bien provocadora, pero que no contraría el contenido del libreto.Carrasco trasladó la acción a una Andalucía abstracta -con vírgenes sevillanas, rejas y velos-, convertida en un dispositivo teatral para representar no tanto un amor trágico como un sistema de poder que usa y descarta cuerpos femeninos.
Desde su creación, en 2021, han participado 99 jóvenes artistas en el programa para el desarrollo artístico y profesional para jóvenes promesas de la ópera de la Fundación Amigos del Teatro Real.
Es como juntar el agua y el aceite, dos cosas que no pegan ni con cola pero que nos quieren meter con calzador, cuyo ánimo solidario y reivindicativo en plena época del revisionismo histórico queda muy bonito de cara a la galería del esnobismo, que es en lo que se convierte esta función, con tintes de panfleto propagandista fuertemente ideologizado.
Armar 'La corte de Faraón' es una empresa, aún hoy, sumamente arriesgada y repleta de complicaciones escenográficas y vocales, porque -aunque lo parezca- no es una simple y frívola revista
La batuta de Gimeno hizo volar los grandes arcos melódicos de Chaikovski, que se basan en muchos casos en unos sencillos recursos que le dan mucho juego