Coro y orquesta repitieron su excelente actuación.El teatro lleno de jóvenes era un espectáculo en sí mismo.Como hace bastante que no encuentro demasiado que alabar en la conducción del Liceu, está bien señalar algo positivo
Este es en conjunto el mejor trabajo de Ollé: estamos en una casa burguesa acomodada más o menos atemporal que no equivale a una sociedad rural rusa aunque sea de propietario rico
El público comenzó a venirse muy arriba por la generosidad de la pianista, de forma que a la séptima propina, el auditorio entero en pie ovacionaba con gran emoción a Yuja Wang
Saoia Hernández y Vanessa Goikoetxea que interiorizaron inteligentemente a sus personajes y dieron una lección de actuar-cantando.Hernández y Goikoetxea hicieron una creación de Rosa y Toñuela que espero se conviertan en una referencia de cara a futuras interpretaciones de la obra.
Tras una temporada anterior cerrada en falso tras despedir de forma abrupta al anterior director titular, Carlos Domínguez-Nieto y contratar precipitadamente a una serie de batutas la mayoría noveles para concluir la misma, la Orquesta de Córdoba ha dado comienzo al presente curso sin director titular.
Pareciera como si la yuxtaposición de un solo instrumento pequeño y un gran colectivo sinfónico constituyera un símbolo del individuo a merced de la vida y la naturaleza en el espacio.
La ambientación cambia desde el pueblo tranquilo y principalmente agrícola, aunque los Ismailov sean mercaderes, de Shostakovich a ese mundo distópico que tanto gusta a Bieito.En sus propias palabras, Lady Macbeth del Distrito de Mtzensk: “No es Romeo y Julieta, es el thriller apocalíptico de un amor en un sistema poscapitalista”,
El legato de Lisia Batiashvili es de una perfección exquisita, configura un fraseo que revela todo el difícil sentido conceptual del concierto.El austero vibrato tiene el punto justo de dramatismo requerido, pero sin convertirse jamás en patetismo ruidoso, un peligro que acecha en cada compás y en el que Batiashvili no cae en ningún momento.
Blechacz es un pianista más sensible que potente, y con las dificultades acústicas del Coliseum no consiguió la cantidad ni calidad de sonido que requiere el Concierto para piano nº 1 de Chopin.La segunda obra, la Novena de Shostacovich, fue más satisfactoria: Víctor Pablo ha hecho muchísimo Shostacovich con la OSG, se conocen perfectamente, y si como es habitual con él hubo más grandiosidad que sutileza, la acústica de la actual sala casi lo agradece