Linz era ya en el siglo XIX la ciudad más poblada de Alta Austria después de Steyr.La pequeña urbe burguesa y agrícola se había convertido poco a poco en un centro de comercio e industria.La vida cultural de la ciudad se caracterizaba por una clase media en ascenso, así como por la aristocracia y el clero.
Es más fácil, hoy en día, saber qué ópera fracasó en París en 1900 que saber a ciencia cierta qué tarareaban los parisinos en el mismo año.Y ello a pesar de los evidentes trasvases entre música llamada «culta» y música llamada «popular»
La sensación al tocar un Pleyel del siglo XIX es, por supuesto, completamente diferente a la de tocar un instrumento moderno.Hay que acercarse a este instrumento con gran sensibilidad y atención.Los trinos, por ejemplo, funcionan mejor si se tocan un poco más despacio.
Es esta la primera grabación completa de sus sinfonías por la Filarmónica de Viena bajo la batuta de un solo director, Christian Thielemann, quien disfruta de una estrecha relación con la orquesta y se ha consolidado como uno de los intérpretes más respetados del repertorio romántico austro-alemán de su generación
En contraste con años anteriores, las siete nuevas producciones abogan por repertorio más consolidado, empezando por el despertar de un nuevo anillo con Das Rheingold de la mano de Tobias Kratzer (a quien precede el éxito de su Tannhäuser en Bayreuth)
Como no se puede dejar a este creador en el vacío, los intérpretes tienen que decidir si quieren anclar a Bruckner estéticamente retrógrado en la tradición romántica o si quieren hacer de él un visionario, un pionero del modernismo.
No queremos servir a nichos en el arte, con Giselle, Coppélia, Don Quijote, La Bella Durmiente, El Lago de los Cisnes, La Dama de las Camelias y todos los demás programas, mostramos un abanico que difícilmente puede experimentarse en otro lugar con esta diversidad.
Zudem zeigen wir mit Giselle, Coppélia, Don Quixote, Dornröschen, Schwanensee, Kameliendame neben allen anderen Programmierungen eine Bandbreite, die in dieser Vielfalt kaum wo anders zu erleben ist.
Lo que se le escapó a Evgeny Titov es que las tres horas de 'Le Nozze di Figaro' se pueden llegar a hacer eternas si solo dejamos que corra la tinta y la mano que traza los derroteros nos sale además temblorosa.