Paisajitos, no gracias
En las democracias occidentales estamos bastante curados de espantos con los viejos tabúes.Zonas calientes de nuestra infancia, como el sexo y la religión (me refiero a la 'oficial', palabra descalificadora donde las haya) no resultan especialmente comprometedoras a la hora de su debate y desmitificación, y una moderada trasgresión de todo ello es, incluso, de buen tono.