Los caminos de Mendelssohn y Wagner se cruzaron muchas veces, en Leipzig, Berlín, París y Londres.El aficionado que reniegue de uno para seguir al otro cometerá un error garrafal
Anna Khomichko interpreta todas estas obras con una naturalidad sobrecogedora, así como un tono redondo y cantarín.Elige tempi más bien moderados y no pretende impresionar con una brillantez superficial.
A veces el espectador tenía la sensación de que los 24 fotogramas por segundo de una cámara de televisión (el concierto está disponible en streaming hasta el 15 de abril) no alcanzarían para captar la impresionante digitación de Kantorow y que el artefacto capitularía, produciendo solo imágenes borrosas cuando sus dedos martillearan el teclado en el Allegro agitato assai.
Fediurko se propuso a todas luces, redescubrir en Chopin la espontaneidad del momento, la respiración y el fraseo.Su exigencia estuvo acompañada de una evidente preocupación por el cantabile.
Alice Sara Ott saca el máximo partido de estas piezas, afortunadamente sin tratar de aderezar la pegadiza naturalidad de la música con excentricidad.Los colores de las piezas están pintados con un delicado esmalte.
El clarinetista sevillano interpreta en el álbum el Concierto para clarinete, cuarteto de cuerdas y orquesta de cuerdas de Hartmann, composiciones de sus coetáneos Kodály, Weiner y Bartók y ha incluido también una obra de Paco de Lucía.
Las interpretaciones de Margarita Höhenrieder y de Antti Siirala destacan sobremanera por su preocupación por la autenticidad, ofreciendo soberanos contrastes y un fino dominio del lenguaje específico del compositor noruego.
Si todavía no han oído ni escuchado ni leído algo de Arsenii Moon hay que ponerse al día porque es uno de esos artistas excepcionales de novísima generación que con su espiritualidad convierten una sala de conciertos en un recinto que parece esfumarse de este mundo terrenal.
Volodos conectó el más puro ensimismamiento schubertiano con la brillantez del pianismo schumanniano;la ligereza cantabile de Schubert, con la intensidad irresistible de Schumann
La práctica artística del Gropius Quartett no se basa en absoluto en una simple aritmética, sino en un acuerdo empático sobre el conjunto y en la escucha paciente del otro en cada detalle.