La actuación de Julian Rachlin en el Herbsgold 2024 como director y solista al frente de la Philarmonia de Londres en la Sala Haydn me impresionó por su virtuosismo
Con el balanceo rítmico de su cuerpo y el juego de sus brazos y dedos, cada indicación de Popelka y cada compás se caracterizan con exactitud, equilibrio y diafanidad, pero todo ello sin exageraciones.
Presenta una de las temporadas más extensas de su historia con 24 conciertos en sus series Arriaga y Barbieri, 4 conciertos extraordinarios y 4 nuevos recitales en la segunda edición de su ciclo km0.
Las voces aterciopeladas y en tonalidades turquesa de Adriana González y Marina Viotti parecen muy adecuadas para el colorido toque de esta música, ampliamente meridional e inundada de luz, cuya picardía culmina en su amor a la vida.
¿Todo el ballet romántico ha desaparecido?Nooo, porque un poblado de irreductibles daneses ha resistido a la invasión de las sucesivas nuevas modas y han conservado «el estilo Bournonville».Con esta 'Sylphide' estamos ante un tesoro histórico, una serie de coreografías románticas auténticas, todas firmadas por Auguste Bournonville y amorosamente transmitidas.
El programa estaba bien diseñado, un concierto para violonchelo a cargo de Gautier Capuçon;una obra lucida de Enescu, y otra brillante y popular como la 'suite de El caballero de la rosa'.Pero también son obras bien conocidas por el público, quien a menudo tiene en la cabeza versiones de referencia por lo que las comparaciones son inevitables
Volpi ambienta la historia en un teatro, durante los ensayos del ballet Giselle, centrándose en el encuentro de Giselle y Bathilde, quienes experimentan algo nuevo, jamás vivido antes: una familiaridad, una atracción, un contacto profundo y cálido.
El público aplaudió entusiasta, en parte tal vez por recompensar las penosas condiciones en que los intérpretes ucranianos han ensayado, todo hay que decirlo, porque eso también es meritorio.Y hubo constantemente dignidad.
González-Monjas es un director muy diferente de su predecesor, pero justamente ahí está la gracia: Slobodeniouk se ha ganado los galones de maestro internacional con la Sinfónica de Galicia, y estoy bien seguro de que el público y la orquesta comparten mi deseo de que el pucelano también los consiga.