La representación de noventa minutos en la sala de teatro de cámara del MiR, ovacionada por el público, puede calificarse de genial en el verdadero sentido del término, con escenografía de Sarah Wolters y vestuario de Hedi Mohr, con motivos de Piet Mondrian.
“Drei Männer im Schnee“ tiene un ritmo muy rápido.Una afirmación como "1933 será un buen año" (el del ascenso al poder del genocida Adolf Hitler), expone la exuberante fiesta de Nochevieja en la obra como un baile al borde del abismo.
Aunque Berlín seguía siendo prácticamente la capital hedonista del mundo en los dorados años '20 "Noticias del día" causó un pequeño escándalo en aquel entonces, lo que pone de manifiesto el cambiante clima político que reinaba ya en ese momento.
Para el final de la ópera Rech decide marchar por otro sendero, fuera del libreto original, algo que desde el punto de vista actual es por demás comprensible.El teniente B.F.Pinkerton no sobrevive a su infamia, para sorpresa del público (y especial regocijo de las damas presentes: “¡lo tiene merecido!“).
La espectacular y muy moderna puesta en escena de Nis Søgaard, la primera producción propia de su Teatro de títeres, va más allá aún que la comedia de Plauto para esclarecer con acierto, a través del mito de Anfitrión, sobre el controvertido tema del “ego“ en la era digital.
La versión de Thiel está bastante apegada al original y se inscribe en la nueva tendencia actual de representarla según aquel modelo arquetípico.El escenógrafo Dieter Richter prescinde del kitsch y de las consabidas imágenes de una España de tarjeta postal en su ambientación para pintar una imagen más verista de la historia.
Si bien la música produce una impresión que recibimos pasivamente, no deja de hacerlo en función de unos códigos a los que estamos acostumbrados y educados, y en tanto la música se aleja de esos códigos, deviene más incomprensible, lo cual produce un alejamiento del gran público.
Juno convence en esta puesta con una interpretación autoritaria y un rico registro de mezzosoprano.Diana también gana más protagonismo en esta versión.Mientras que en la opereta se lamenta en realidad de su mal de amores con el cazador Acteón, del que está secretamente enamorada, en esta versión confiesa que fue ella misma quien lo convirtió en ciervo, porque considera una impertinencia que él observara en secreto su baño.
La producción de Schmitt del Otello de Rossini es literalmente un redescubrimiento y desempolvamiento que enriquece el repertorio del universo operístico de Alemania.
¡Qué consciente debió ser Mozart, cuando puso música al libreto de "La clemenza di Tito", de lo mucho e incesantemente que se combinan las estructuras de poder con las del instinto, que literalmente matan la palabra en la boca, en el alma y en el corazón al mismo tiempo!