Viendo a este músico y compositor, de sobria presencia escénica, los espectadores se dan cuenta de inmediato que sus proezas técnicas son solo un vehículo y no un fin en sí mismo.Es demasiado austero para querer convertirlo en un vano acto de autopromoción, aunque disfrute sin duda del gesto virtuoso.
Había gran expectativa y una extraña tensión por este programa, en el que se estrenó mundialmente el imponente 'Concierto para orquesta' de Wynton Marsalis.Este concierto puede ser escuchado por la emisora de radio WDR 3 a partir del 4 de abril de 2025 a las 20:03 horas del centro de Europa.
Raúl da Costa mostró todo el swing necesario y se zambulló con decisión en la sonoridad de la Banda Sinfónica Portuguesa, que lo envolvió y acompañó inteligentemente
Blackmail se caracteriza por desarrollar muchas ideas típicas del director, desde la composición de plano hasta esa visión algo turbia del desarrollo psicológico de los personajes, que tomaría, con una modernización de medios técnicos y conceptuales, para películas posteriores.
A Aimard le encantan los caracteres tan diferentes de los cuatro movimientos del Concierto de Schönberg.A Robertson le parecía interesante armar este programa con dos obras sorprendentes de Gershwin y Schoenberg, dos buenos amigos, sin perder de vista además un hilo conductor.
Cada uno de los maestros que ha pasado por el Curso ha dejado un sello único, tanto artístico como humano, contribuyendo de manera decisiva al crecimiento y formación de una nueva generación de músicos.
Alsop se sube al podio sin partitura, muestra de su familiaridad con el 'Concierto para orquesta' de Bartók.Irá desgranando la obra con energía, sin prisa pero sin pausa.
El primer encuentro del adolescente Astor Piazzolla con la música de Bach se produjo en Nueva York allá por 1934.Un vecino suyo, de origen húngaro y profesor de música, la tocaba al piano.
Lo que aquí escuchamos son las melodías de Jobim, de Moraes y Bonfá, ahogadas en el almíbar del arreglista, con de cuando en cuando unas percusiones que entran a saco no se sabe por qué.No parece que la dirección, siempre nerviosa, diríase por momentos hasta precipitada, arregle la cosa