El público aplaudió entusiasta, en parte tal vez por recompensar las penosas condiciones en que los intérpretes ucranianos han ensayado, todo hay que decirlo, porque eso también es meritorio.Y hubo constantemente dignidad.
Ligorio evita hábilmente el final un tanto simplón de cuento de hadas con el matrimonio y el perdón.Al final, Angelina no se dirige a su aristocrático amante, sino al guionista Alidoro.En última instancia, el final feliz queda abierto, el de Rossini aparece como una de las muchas posibilidades.
En la partitura de Phryné, la sabiduría compositiva de Saint-Saëns se disfraza de aparente ligereza.Todo queda envuelto en una elegante ironía, y si la obligada influencia offenbachiana es patente en ciertos pasajes, nada queda de la acidez de las primeras operetas de Hervé y Offenbach.
Orlinski exhibió sus dotes de bailarín y sus conocidas habilidades para el breakdance junto a Desandre, con un auditorio enteramente conquistado ya en el dúo "Cheek to cheek" de Irving Berlin, en donde revivieron magníficamente con su canto y sus pasos de baile a Fred Astaire y Ginger Rogers.
No es el príncipe quien elige a Cenicienta, sino Cenicienta al príncipe.La música abarca la composición original de Prokófiev, además del sonido de Les Baxter (Because of You/Unless, de 1951, y su versión del popular fado Abril en Portugal/Coimbra (1947), originalmente compuesto por Raul Ferrão y letra de Jose Galhardo).
Auditorio Nacional de Música.Sala de Cámara.Mie Matsumura, piano.Leonor Leal, bailaora.Falla: Cuatro piezas españolas.Granados: Suite Goyescas: Los requiebros, La maja y el ruiseñor y Serenata del espectro.
Teatro García Barbón.La viuda alegre, ballet en tres actos de Zdenek Prokes sobre la opereta del mismo título con música de Franz Lehár adaptada y arreglada por John Lanchbery.Producción del Teatro Nacional de Brno.