Los cantantes tenían que hacer su trabajo, interpretar cantando, pero al mismo tiempo desarrollar una gestualidad que se veía siempre mediatizada por un elemento ajeno, su marioneta, que era una especie de avatar personal
Desde 2003 Opera Fuoco organiza conciertos y representaciones con un principio simple: una pequeña orquesta estable históricamente informada, y un conjunto de jóvenes cantantes al inicio de sus carreras.