La actuación de Asmik Gregorian en esta puesta donde la dirección de escena le pide poco fue convincente por derecho propio;sobre todo en un segundo acto donde sabe expresar su alienación con una naturalidad conmovedora por su mezcla de timidez e ilusión
Un programa tópico el de Alagna, donde todo sonó bien -aunque soso y sumamente previsible- y sin duda disfrutamos.Pero, ¿debería ser esto lo buscado en la gala final de la 70 temporada, que reunía aficionados no sólo coruñeses, sino también llegados de fuera?
La Temporada Lírica de A Coruña 2022 se inauguró con un extraordinario recital de Asmik Grigorian en el que Chaikovski y Puccini fueron los grandes protagonistas, con Dvořák, Tigranian y Rachmaninov como comensales del sabroso convite.
Loy ha decido evocar esta trilogía comenzando por un infierno que nadie se toma en serio (Gianni Schicchi), seguida de un purgatorio aparentemente sin salida (Il tabarro) y culminada con ese paraíso al que solo pueden llegar los pecadores (Suor Angelica)
Realmente lamentaré no volver a ver a Gergiev, pero creo que estas terribles decisiones alguna explicación o justificación tienen.Al menos él ha sido digno y coherente y no ha abierto la boca.También ha sido el más perjudicado.
ÓPERA XXI reúne a los 25 teatros, temporadas y festivales de ópera estables españoles y, de forma honorífica, al Teatro Colón de Buenos Aires y al Teatro San Carlos de Lisboa.
Grigorian es Grigorian y difícil no lagrimear frente a su mezcla de ansiedad y premonición con que canta su plegaria por su bebé que, ignora, está siendo asesinado mientras ella reza por su vida y su seguridad.
Enseguida todo comienza a desmoronarse por una razón muy simple: el Holandés de Wagner es una figura intemporal a la cual es imposible asignarle una prontuario histórico sin destruir el núcleo dramático.
En España hay que ser un auténtico malabarista para que te acepten la derecha y la izquierda.Pero más allá de la habilidad y la paciencia, es casi un milagro considerarse independiente, que no es lo mismo que ser neutral.
Loy ha querido borrar el elemento natural a toda costa;pero parece que el libreto se acaba volviendo inevitablemente en contra de su propio konzept, por más que su punto de salida fuese, como mínimo, interesante.