En comparación con muchos conciertos similares de otros grupos, la actuación de Naturally 7 fue brillante.La ejecución es impecable y musicalmente perfecta;está en la tradición del espectáculo estadounidense, pero le falta un poco de calidez y hay demasiada electrónica.
Para “The Ukulele Orchestra of Great Britain”, el medio es el mensaje.El instrumento impone el esquema radical en cada melodía.Sus músicos mezclan el garbo instrumental y el canto afable con no pocas chanzas inimitablemente británicas.
Qué duda cabe que el arribo de Sir Antonio a la LSO es lo mejor que le ha podido ocurrir a esta orquesta en los últimos años.Pappano, próximo director principal de la LSO, es el conductor ideal.
Con el balanceo rítmico de su cuerpo y el juego de sus brazos y dedos, cada indicación de Popelka y cada compás se caracterizan con exactitud, equilibrio y diafanidad, pero todo ello sin exageraciones.
Măcelaru con su musicalidad, con su cultura de sonido pulido y una soberanía técnica al más alto nivel, obtiene de la orquesta los mejores matices de Dvořák, implementando movimientos diferenciados en sonidos coloridos.
Si se compara la interpretación de Chopin de Lisiecki con la de exégetas tan consagrados y reconocidos como Grigory Sokolov o Daniil Trifonov, el joven Lisiecki está lógicamente muy lejos de su nivel
Las aclamaciones y los vítores tras cada una de las piezas fueron enormes y bien merecidos por la impecable interpretación de la Orquesta de cámara de Zúrich, así como por la encantadora forma de dirigir de Daniel Hope.
Petrushka es una obra fundamental, de ruptura y de opción radical sobre el futuro.Edward Gardner subraya hasta qué punto el trazo es limpio, centrado en el timbre, casi dando la espalda a la melodía en beneficio del ritmo.