Dos mitos, uno griego (Medea según la tragedia de Eurípides) y otro medieval (Orlando furioso según el poema de Ariosto) presiden temáticamente la 2023-2024 del recinto madrileño.
El trompista Klaus Wallendorf también transmitió alegría y diversión con su incomparable presentación, extremadamente humorística.Introducía los títulos y algunas explicaciones al respecto unas veces en prosa, y otras hábilmente rimadas.
Con un reparto sólido, con unos cuerpos estables magníficos, con una puesta en escena inteligente y una dirección musical impregnada de misticismo, llega la magia de la ópera.Y el espectador, emocionado, queda una vez más subyugado por la hermosura de la obra de Wagner.
¡Benditos Bonus!En algunos casos, el bonus iguala en minutaje al disco original.Lo que se ofrece en ellos acostumbra a ser fragmentos de otros discos Decca, ya sean óperas completas o recitales.Algunos bonus son incluso anteriores en el tiempo.
Se trata de la traducción al castellano del libro 'Talks with Great Composers: Candid Conversations with Brahms, Puccini, Strauss and Others' que el violinista y corresponsal en Berlín de 'Musical Courier' publicó en 1955.
Muy dotado musicalmente, Lisiecki se reveló como un artista sensible, bordador de frases amplias planificadas con equilibrio que destilaban gracilidad, siempre desde una visión moderna, alejada de lo sentimental.
Segunda entrega de selecciones de ópera en alemán del archivo Electrola, grabadas entre 1954-1965 y reeditadas por EMI/Warner.Las carpetas reproducen los diseños originales, con la característica franja verde.
Hacia finales del siglo XIX el programa de la editorial Schott estaría fuertemente marcado por la música de Richard Wagner.Paralelamente desempeñaría asimismo un importante papel la música de salón de numerosos compositores, cuyos nombres han pasado al olvido, pero también centenas de arreglos y popurrís de obras de Georges Bizet, Giuseppe Verdi, Charles Gounod;
En el estreno de Tanzsuite, ante la nefasta reacción del público, Lachenmann subió al escenario pidiendo a Sylvain Cambreling que recomenzara a ejecutar la partitura desde el principio, una interpretación acompañada por el silencio de un público temeroso de que tal reinicio da capo se volviese a producir una y otra vez.
La carrera de Weinberger habría sido probablemente muy otra de no haber subido al poder Adolf Hitler y su régimen genocida antisemita nazi en Alemania en 1933.En un momento en que Arnold Schönberg y Alban Berg buscaban un nuevo lenguaje para el teatro musical, Weinberg no mostraba la menor ambición por adaptarse a los signos de los tiempos y se mantenía fiel a los grandes modelos de Antonín Dvořák y Bedřich Smetana, a los que añadía algunos ásperos sonidos, como los de Leoš Janáček.