Es posible imaginar los Année folles de Paris, en los que una sociedad traumatizada por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se lanzaba al placer para disfrutar de la vida, ignorando también deliberadamente las barreras morales.
La Ópera Nacional de París anuncia 20 títulos líricos y 14 espectáculos de ballet para su próxima Temporada 2023-2024;a desarrollarse en sus dos sedes del Palacio Garnier y de la Ópera de La Bastilla.
Un divertimento, cuando está bien hecho, cuando tiene imaginación -y por lo tanto se sitúa fuera de los límites de la banalidad-, puede ser también una obra de arte.Este Voyage dans la lune, de Offenbach/Vanloo, Leterrier y Mortier lo es.
Los códigos estilísticos de 'Coppelia' favorecen por su misma idiosincrasia una reformulación o nuevo acercamiento desde el prisma de la era contemporánea, una nueva modernidad como en las décadas de los 20 y 30.
'La Périchole' representa tal vez el último título popular de Offenbach que el existoso tándem Pelly-Minkowski todavía no había presentado en París.Y es que Laurent Pelly y Marc Minkowski desde hace más de veinte años han conseguido redorar la reputación de Offenbach con espectáculos excelentes tanto desde el punto de vista escénico como musical.
La efectista historia que relata North comienza con el funeral del compositor en 1827, al que habrían acudido alrededor de 20.000 personas, según se dice.De pronto, Beethoven aparece ante el público: “No hay amigos“, espeta.
Esta desopilante 'Opéra-ballet buffon' de Rameau sobre la feísima ninfa de los pantanos seducida en broma por Jupiter fue representada en una actualización a nuestros tiempos, rebosante de elementos adecuados para actualizar la bufonería ya aludida
Aquí manda Eurídice quien hace todo lo que sea necesario para que los hombres bailen a su son.Incluso en el infierno, y bajo el gigantesco dragón ciclista del averno, se hizo durante el jolgorio con unos genitales masculinos muy monos, cubiertos de brillantitos, que luego arrojó a la multitud detrás de ella como si fueran un ramo de novia.
El relato de Tatjana Gürbaca es inobjetable incluso en estos tiempos de guerra;nada de visiones románticas.Todo lo contrario.Lo que se retrata en este espacio escénico es ante todo un drama familiar intemporal y no local.