Dos monumentos sonoros ofrecidos con un excelente nivel interpretativo, confirman el prestigio creciente de un festival maduro y cada vez más potente en el panorama musical
Justin Doyle ofreció una legibilidad perfecta de la obra.Siempre flexible y sobrio, acompañó sin ostentación y propuso una interpretación equilibrada y retenida donde ningún protagonista quedó desprotegido
Compuesta tres años antes de su muerte, sigue siendo una de las composiciones más enigmáticas de la historia de la música y sus mensajes ocultos todavía siguen planteando infinitud de preguntas.
Anna Khomichko interpreta todas estas obras con una naturalidad sobrecogedora, así como un tono redondo y cantarín.Elige tempi más bien moderados y no pretende impresionar con una brillantez superficial.
Quien hace un arreglo traduce de un idioma instrumental a otro, obteniendo un objeto artístico nuevo, que mantiene una identidad parcial, híbrida, con la obra original.Transcribir es ya una forma de interpretar.
Beatrice Rana, con su magia al teclado, entabla un diálogo íntimo y noble con el gran maestro de Eisenach, una figura importante en su vida, según confiesa ella misma en el folleto que acompaña al CD, que sale al mercado el 21 de marzo de 2025..
Sofia Gubaidulina era considerada la Gran Dama de la Nueva Música, la compositora rusa más importante de la actualidad y una persona que se inspiraba en una profunda fe.
Beth Taylor es la joya de los intérpretes.¿A qué comparar su sonido?A un melocotón maduro, carnoso y sabroso;a un vino bueno;a un Tiziano;a un baño en alta mar en pleno agosto ...Y en cuanto a sus interpretaciones, cuando abre la boca, todo es sutileza, todo es expresión.
El 'Concierto para violín' de Chaikovski fue interpretado por Julia Fischer de forma fresca, cautivadora y enérgica, con una amplia paleta de colores y fantástica técnica.La interacción con la Royal Philharmonic Orchestra, conducida con extrema precisión por Petrenko, fue también orgánica y camerística
Viendo a este músico y compositor, de sobria presencia escénica, los espectadores se dan cuenta de inmediato que sus proezas técnicas son solo un vehículo y no un fin en sí mismo.Es demasiado austero para querer convertirlo en un vano acto de autopromoción, aunque disfrute sin duda del gesto virtuoso.