La trama sigue su curso archiconocido: el príncipe elegido para Livia por su madre encuentra el amor verdadero en Clara.Pero Livia sigue su propio derrotero, se libera de las ataduras de la bruja que es su progenitora, así como de su entorno y toma las riendas de su propia vida.
A cuatro niveles se desarrolla esta fascinante y compleja historia en la que acechan la astucia y la malicia a través de brebajes mágicos y broncas entre dioses.Tanto más sorprende cómo Breiner, con frescura, humor y diestra mano, desata todos estos prietos nudos para ofrecer una velada de ballet digna de ser laureada con un premio internacional.
La versión de cámara de Eugene Onegin para 11 músicos fue toda una grata sorpresa, aunque reclamara en algunas escenas el rico sonido de una orquesta de mayor tamaño (verbigracia el célebre vals del baile con cotillón).