La manera de decir de Keenlyside atrapa;describió de tal manera al músico ambulante que le vimos: sus pies descalzos, su miseria, los gruñidos de los perros, su estar ajeno a todo.Y viendo esta imagen, la última pregunta del caminante fue como un bofetón.
Si el coro, cantando y actuando, estuvo memorable, la orquesta no le fue a la zaga.No hablo de los detalles técnicos donde estuvo todo en su lugar, sino de la respuesta a la dirección de Young, a la que por primera vez se le confiaba una ópera en esta sala.
Marthaler y Viebrock se olvidaron de Verdi y les salió un verdadero desastre, de esos que inspiran algo raro en Salzburgo: silbatinas, gritos de desaprobación y broncas por no haber entendido nada, compitieron con algunos desafiantes aplausos de quienes pretendían haberlo entendido todo.
Si esta reposición de 'Le nozze di Figaro' se recordará será por la dialéctica del amo y el servidor.Dos grandes, así nomás.En mi experiencia sólo una vez vi una cosa igual (en Viena, Simon Keenlyside y Erwin Schrott).
Entre los homenajes a Victoria de los Ángeles difícilmente vaya a haber otro recital como este de Degout.Porque no sólo fue sentido, sino que recuperó -salvo en el caso de Berg- autores e incluso canciones que figuraban en los programas de sus recitales.
En nuestros tiempos, parece que 'Peter Grimes', en la versión de Warner, cobra especial interés, aunque ahora nuestras cazas de brujas se hagan vía las redes sociales y otros avances cibernéticos...
La labor escénica y vocal del coro fue estupenda aunque no particularmente larga, y la orquesta estuvo sensacional a las órdenes del autor que obviamente supo cómo hacer frente a cada momento y recibió una gran ovación casi a cada presentación ante el pupitre.
La Temporada se iniciará el sábado 3 de septiembre con 'Tosca' de Puccini en la sala de La Bastilla y concluirá, en la misma sala, el domingo 16 de julio de 2023 con las últimas representaciones del ballet 'Signes'
Con excepción de Glyndebourne, los festivales ingleses de ópera-picnic son artísticamente modestos y se trata mas bien de reconocer el empeño de algunos cantantes jóvenes y otros sobre el final de su carrera para entretener un público disfrazado de gala que espera ese famoso intervalo largo (100 minutos) para merendar y hablar tonterías.