Katharina Thoma concibe La mujer sin sombra como un conmovedor cuento de hadas artístico, que llama al sentido de la responsabilidad social e individual, y al mismo tiempo como un drama sobrecogedor.
Davidsen sonó fortissimo, porque su voz, hoy día inigualable en su extensión y solidez de timbre, está en lucha con un volumen a veces ensordecedor.A partir del registro medio Davidsen parece tener un problema de apoyo que le impide encorsetar la voz para elevarla a los agudos con contornos de nitidez y squillo similares a los de Birgit Nilsson, con quien muchos insisten en compararla, en mi opinión equivocadamente
Frente a este Goliat, lo más que puede esperarse de un director de orquesta es un David capaz de controlar las dinámicas para que el ejército de instrumentistas de exprese como pueda, pero claro está que los directores de orquesta talentosos pueden hacer algo más.
Atronadoras ovaciones al final para lo que debe considerarse una versión deslumbrante de esta obra tremendamente exigente;a la altura de cualquier teatro internacional y bastante por encima de lo que se ve habitualmente en los escenarios madrileños propiamente dedicados a la ópera –esto es tan cierto como irónico.
Lo mejor de este Turandot es el Calaf de Gregory Kunde.El tenor, en un giro con pocos precedentes, hace tiempo que dejó atrás los papeles ligeros del repertorio belcantista, sustituyéndolos por otros spinto propios del verista.
Que en esta 'Die Frau ohne Schatten' el mejor de una serie de notables fuera el Barak de Volle no fue una sorpresa, porque el cantante en estos últimos años se ha convertido en un referente para varios papeles de su cuerda en alemán y domina el rol además de darle un sesgo claramente simpático y empático.
Hay que descubrirse ante Kunde-Calaf: como se sabe su timbre no es una maravilla, pero hoy incluso en el agudo estuvo radiante.Algunas veladuras en centro y grave en algunas frases menos ‘importantes’ de los dos primeros actos son tributo a la edad sin duda.
Lise Lindstrom se entregó completamente y hasta hizo creíble esta producción por lo que a ella respecta.Cuando clava en la pared el hacha que ha olvidado de dar a su hermano es ella quien venga a su padre y de paso ajusta las cuentas con su madre y con todos los años de abandono, maltrato y de animal sufriente sin paliativos.
The Metropolitan Opera House.Pietro Mascagni, Cavalleria Rusticana.Ruggero Leoncavallo, I Pagliacci.Dirección escénica: David McVicar.Escenografía: Rae Smith.Iluminación: Paule Constable.Vestuario: Moritz Junge.