Si la elegancia y las hechuras con que reviste Lola Casariego a su Pepa o su Mari Pepa son ya de por sí una garantía de verosimilitud, su Manuela es quizá hoy por hoy su mejor y mayor composición teatral, tal es la elegancia y la distinción con que dota al personaje.
El mes de enero de 2012 se despidió de nosotros dejándonos la triste noticia del fallecimiento de nuestro compañero Juan-Manuel.Para todos aquellos que disfrutamos de su presencia en Musikene queda el indeleble recuerdo de una persona apasionada por la música y por su instrumento, que guió e inspiró con personalidad, rigor y una creatividad excepcional a varias promociones de nuestros alumnos.
Teatro Colón.Federico Moreno Torroba: Luisa Fernanda.Jacinto Guerrero: El Huésped del Sevillano.Pablo Sorozábal: La Tabernera del Puerto.Compañía Lírica de Madrid Miguel de Alonso.Cuerpos estables de la compañía.
Gran Partita.Wolfgang Amadè Mozart: Serenata en Si bemol mayor K.361 'Gran partita';El Rapto en el Serrallo (arreglos de Johann Nepomuk Wendt).Vicente Martín y Soler: Divertimento para octeto de viento sobre temas de “Una cosa rara”.
Auditorio Nacional.Sala de Cámara.Jordi Savall, viola da gamba.Pierre Hantaï, clave.Xavier Díaz-Latorre, tiorba y guitarra.Obras de Marin Marais, F.Couperin, Mr.De Saint-Colombe y Robert de Visée.XIV Liceo de Cámara.
El pasado martes 25 de enero, la 2 de Televisión española, retransmitió en directo desde el Teatro Real la ópera El Barbero de Sevilla de Rossini.La impecable puesta en escena de Emilio Sagi, la magnífica orquesta dirigida por el gran experto rossiniano Gian Luigi Gelmetti y un plantel de voces extrardionario se vieron empañados nada menos que durante 50 minutos por un imperdonable fallo técnico que produjo un desfase entre la imagen y el sonido.
En este trabajo pretendo, desde mi lugar de historiadora del arte, hacerme eco de la propuesta expresada por algunos arqueólogos, como Renfrew y Bahn, quienes plantean que “el estudio de la iconografía de cualquier sistema religioso maduro, constituye una tarea especializada por sí sola, en la que el arqueólogo cognitivo necesita trabajar codo a codo con especialistas en epigrafía y en historia del arte” (Renfrew y Bahn 1993: 379).