¿Cuándo se convirtió en un clásico Matthias Goerne?Yo aún tengo muy presente cuándo Schubert -y 'Winterreise'- era Fischer-Dieskau, y ahora es Goerne.Y cuando intérprete y obra se unen así, es muy difícil hacer una crítica de un concierto concreto.
Un espectáculo de McVicar es casi siempre una garantía, pero este no parece uno de sus mejores trabajos.Es también un cuento infantil con serpiente, animales, efectos, vestidos lujosos y hasta una infaltable lluvia de oro al final como si fuera un musical de los años cincuenta de la MGM.
Al pasar inmediatamente de una canción a otra, y de un compositor a otro, Goerne y Trifonov crearon una singular atmósfera de intensidad general que resultó fascinante.Después de las cuatro canciones de Berg y las 16 de Schumann el público tenía que hacer ímprobos esfuerzos para no estallar en efusivos aplausos.
Ofrecida sin pausas, los distintos puñetazos que autor de música y texto asestan con gran oportunidad y sentido quedan un tanto ‘adormecidos’, y eso porque los compositores y libretistas en general calculaban muy bien los tiempos (no descubro yo que el tiempo psicológico no es sinónimo del físico)
Entre Gardiner con el Monteverdi Choir en la inauguración y Bychkov con la Filarmónica Checa y el Orfeón Donostiarra en la clausura, el Festival Internacional de Santander presenta una programación que incluye solistas como Lang Lang, agrupaciones sinfónicas y camerísticas, ópera y danza.
¡Benditos Bonus!En algunos casos, el bonus iguala en minutaje al disco original.Lo que se ofrece en ellos acostumbra a ser fragmentos de otros discos Decca, ya sean óperas completas o recitales.Algunos bonus son incluso anteriores en el tiempo.
La idea de poner decorados y vestuario a este 'Réquiem' no parece agregar nada y sí distraer un poco de texto y música, pero no se han producido aquí las tropelías que, con el mismo tipo de obra, han tenido que sufrir Verdi y Mozart (y Bach, aunque en su caso el objeto de interés hayan sido sus Pasiones) y varios otros oratorios de diversos autores
A falta de la oferta que vayan sumando Kursaal Eszena (San Sebastián) y el bilbaíno Teatro Arriaga, el paisaje musical vasco del próximo curso se ha desvelado esta pasada semana con una llamativa concentración.
Del pianista se destaca ser referente en la recepción de la obra de Franz Schubert, mientras que del barítono se pone de relieve su potencial y especial afinidad con el repertorio del austriaco.