El rendimiento de la orquesta (las orquestas) fue el de las grandes noches, porque desde el patio de butacas se veía que estaban disfrutando de su trabajo.Por eso el público supo respetar los quince segundos de silencio que impuso González-Monjas antes de recibir la salva de aplausos.
No es tiempo de acusaciones o demandas, sino de visiones compartidas.Porque la Orquesta Sinfónica de Galicia y la creación cultural gallega son los grandes activos del país y el mejor producto para mostrar dentro y para competir fuera.
Qué poco se escuchan las 'Variaciones Enigma' y cuánto se agradece poder hacerlo en una interpretación tan sobresaliente como la de esta noche.González-Monjas acertó con el concepto: flema británica en las variaciones solemnes, seriedad brahmsiana en las variaciones saltarinas, y la inteligencia suficiente para dar a la circunstancia su mayor valor por encima de la pompa
La nave de la OSG y su nuevo capitán, Roberto González-Monjas, triunfaron sobre los elementos y ofrecieron una interpretación memorable, consistente y equilibrada del 'Concierto para orquesta' de Lutoslawski
Bruckner ya no asusta al público –muy buena entrada- y éste aplaudió con ganas lo que sin duda fue una más que digna interpretación, marrada por falta de estrategia en el aprovechamiento de la cálida reverberación del Auditorio de Galicia.