En general el público parecía desganado y sólo se despertó un tanto para los aplausos finales.Ni siquiera los fans de Grigolo, que aquí son muchos, lograron comunicar su euforia a los demás
Poco decorado, trajes en general bonitos, ninguna dirección de actores, luces normales hasta que se les da por el neón y ahí sí te ciegan, coreografía rutinaria
Dos funciones en forma de concierto un tanto extraña, ya que ha habido buenas luces y una especie de ‘decorado’ en forma de velos que iban cambiando de colores.Los personajes, vestidos con atuendo de estricto concierto, entraban y salían, e interactuaban de modo sobresaliente
‘La folle journée’, una de las obras más perfectas del ingenio humano, es muy difícil de hacer porque requiere un equilibrio entre todos sus aspectos que no está al alcance de casi nadie.Se puede aspirar, a lo sumo, y a veces, muy a veces, se logra
El verdadero protagonista de la ópera, ese múltiple, desfachatado, simpático y modernísimo Fígaro (interesado por el dinero, pero con su corazoncito) tuvo en Olivieri el protagonista que ya le vimos en Milán y Viena, aunque más desvergonzado, más divertido y divirtiéndose, y cantando con propiedad
Esa madre omnipresente (homenaje a la gran característica Tina Pica) y en general la evocación del mundo del cine, ese hijo que, liberado del yugo, va a caer bajo otro dan una agilidad y una frescura que son de buena ley, y seguramente han llevado a decidir esta reposición de 'Don Pasquale'
Haber contado con Olivieri para Silvio ha sido un lujo que ha permitido comprobar que el barítono sigue creciendo, con más matices que en ocasiones anteriores, fraseo persuasivo, medios intactos y si cabe más atractivos, técnica segura y notable sentido dramático
En esta 'Beatrice di Tenda' los únicos personajes con ‘carne’ son la protagonista y sobre todo su segundo esposo y verdugo, el papel más extenso y notable de Bellini para un barítono.El presunto amante y la vengativa dama de corte son apenas esbozos.
La voz de Olivieri pareció más poderosa y sobre todo de más espesor en el centro, y pese al texto en italiano que por momentos quiebra el sentido de las frases no hubo momento en que no expresara debidamente su dualidad privada y pública.