Los grandes nombres de la dirección, la escenografía, el canto y el baile conforman un panorama en el que se combina la tradición con las nuevas propuestas.
Mehta dirigió muy bien y la orquesta le respondió con entrega.Por momentos se veía un enfoque más ‘sinfónico’ de lo deseable y la lentitud en ocasiones conspiró contra una tragedia que ciertamente se construye ‘casi’ sola.
La parte musical fue excelente en el apartado vocal y muy buena en el de la dirección.Grandísimas Federica Lombardi y Marina Monzó.James Gaffigan construyó el drama con firmeza y serenidad, equilibrando sobre lo profundo.
Adrian Noble, quien durante muchos años estuvo al frente de la Royal Shakespeare, trabajó con detalle la gestualidad de todos los componentes de este complejo elenco y pretendió reproducir el Globe shakesperiano.
Lo mejor de este 'Trovatore' fue una interpretación fervorosa, lo que en Verdi es una obligación, y, dada la joven edad de los intérpretes, resulta una esperanza
A despecho de esos sollozos aullantes que no debería haber permitido, Antonio Pappano dirigió con pulso seguro e intensa sensibilidad a la orquesta y coros de la casa, que estuvieron magníficos
La nueva producción confiada a Livermore fue más o menos tradicional, con todos sus ‘estilemas’ y una Venecia desangelada y brumosa (al parecer tal como la vería la Cieca, que si lo era no sé si vería algo).
La parte escénica es una estupidez.No están mal los telones plásticos de colores, que en sí mismos son bonitos, ni las proyecciones de rectángulos coloridos entre los que predomina -vaya uno a saber por qué- la bandera italiana.
Kosky no tiene piedad (correctamente porque no la tienen ni Haendel ni Grimani) y en el momento final se permite una pirueta estremecedora: Agripina consigue lo que desea, pero al precio de la soledad y seguramente la desconfianza y el desprecio de los demás.
Pappano tuvo el gesto, en el que creo que era su último concierto como director musical de la institución, de programar tres autores italianos.Uno de los tres días en que se repitió el concierto hubo también otro gesto, esta vez improvisado, del maestro ante la escasez de público en la sala: "Los aplausos para vosotros, que habéis venido.