Con el objetivo de rellenar dos horas de espectáculo, el sainete lírico ha sido ampliado en esta propuesta con otros fragmentos de zarzuelas madrileñas.No es la primera vez ni será la última que se haga esto, pero los añadidos son buenos si son útiles y aportan a la trama de la obra principal, si no, es un aderezo inútil y un flaco favor a la ligereza de acción, un argumento sencillo y condensado, que posee un título como "La revoltosa".
Sorprendentemente, en este 2022 se ha obrado el milagro de resucitar el mélos de las zarzuelas clásicas con fidelidad a la más pura tradición del género.Y se ha hecho, con motivo de la semana del Orgullo Gay en Madrid, con el estreno en los Teatros del Canal de 'El orgullo de quererte'.
En el Teatro Real, en su estreno de 'Siberia' de Giordano en versión de concierto, se pudo asistir a una función de verismo en estado puro.La veteranía y la juventud se aunaban de forma natural en el reparto propuesto
Es evidente que Curro Carreres está enamorado de Entre Sevilla y Triana y ha dedicado mucho tiempo y trabajo al rescate de la obra de los archivos de la SGAE.Pero el enamoramiento no es garantía de comprensión del ser amado y el tiempo y el trabajo empleados no garantizan el buen resultado final.
'Entre Sevilla y Triana' es una muestra deslumbrante de oficio, sabiduría, ingenio, sentido del humor y alegría de vivir (estas últimas cualidades no eran precisamente una virtud para el franquismo)
Hay muchos teatros en Europa donde no solo se canta bien sino que da gusto trabajar por el respeto con el cual emprenden su actividad.La ópera de Dresde creo que tiene la mejor acústica europea conjuntamente con la Staatsoper de Viena al cual se le suma la ventaja de poder ofrecer un título distinto todos los días del año.
El Teatro de la Zarzuela vio por vez primera cómo brillaron de nuevo las elevadas facultades canoras de soprano lírica de agilidad que atesora Lisette Oropesa, en la que prepondera un mórbido registro central y unos firmes agudos, espléndidamente emitidos, a lo que une una presencia carismática en el escenario que atrapó al espectador desde su primera interpretación
Vicky Peña es una Antigua de esas que hacen historia, tal es su espontaneidad y descaro en escena, quien encuentra su perfecto alter ego en el áspero y rudo Chinchorro de Pep Molina, un dúo que encumbra el buen teatro hablado, el del disparate y surrealismo que define a estos dos personajes.
A solo, Javier Ulises Illán dirigió a la Orquesta del Festival de El Escorial el pasodoble taurino de «El gato montés», en el que tuvimos la sensación de estar asistiendo a la feria de un pueblo o en un templete de música con una orquesta de bolo.
Esta 'Tabernera del Puerto' fue una buena ocasión de disfrutar de algo que se está descuidando tanto que prácticamente ya ha desaparecido: la tradición, la escuela de compañías a veces llamadas 'de bolo' pero mucho más serias de los que el nombre da a entender.