Las bailarinas no visten tutús, sino ropa de calle y de fiesta adaptada para la danza ni calzan zapatillas de punta.Schläpfer, además, no une a Odette y Odile en una misma persona.La primera recobra su propio sitial con su séquito, en una muy acertada decisión de Schläpfer, quien subraya así la naturalidad y vulnerabilidad de sus personajes.