El círculo de tiza es un relato sobre la redención tras la decadencia.Tiene un desenlace feliz que pone fin a una obra en la que se han enfrentado el bien y el mal, la riqueza y la pobreza, la probidad y la corrupción, la inocencia engañada y la humillación redimida.
El ‘Requiem’ de Verdi ocupará siempre un lugar especial entre las obras de arte que dan testimonio de lo mejor que la especie humana ha sido capaz de producir
Las interpretaciones de Klaus Sonnleitner al “órgano Bruckner” de la Abadía de San Florián son conmovedoras.También se ponen de manifiesto una vez más sus reconocidas cualidades de improvisador.
Se celebrarán un total de 112 conciertos (sinfónicos, de cámara y corales) en el Auditorio Nacional de Música y otras cinco ciudades españolas, así como en Bogotá.
Rafael J.Saavedra, doctor en música y musicología de la Universidad de la París-Sorbona, publicará próximamente su próximo libro, destinado a docentes dedicados a enseñar la historia de la música independientemente del marco geográfico, cultural o temporal.
La Suite de danzas de Bartók fue una declaración a favor del intercambio cultural.Toda la pieza es, en última instancia, una declaración a favor del intercambio cultural y la apertura.Justo al principio, Bartók escribe una danza imaginaria combinando ritmos húngaros con melodías "árabes".
He tenido mucha suerte en mi vida, así que siempre he sentido la necesidad de ayudar a los que no están en el lado bueno de la vida.Y, sobre todo, de defender a los jóvenes músicos con talento.
Ich habe sehr viel Glück gehabt in meinem Leben, deshalb ist es mir immer schon ein Bedürfnis gewesen, mich für diejenigen zu engagieren ,die nicht auf der Sonnenseite des Lebens stehen.Und mich vor allem für begabte junge Musiker einzusetzen!
Cristalino y con gran aliento en el arco, Emmanuel Tieknavorian ofreció una interpretación llena de ingenio, delicadeza y ternura con su Stradivarius (Cremona 1698) del primer concierto de Prokofiev.
La excusa del viaje realizado por Ravel a EEUU en 1928 -en el trasatlántico Paris- y otros viajes de compositores e intérpretes de los años 1920, le permite plantear a Anne-Sophie Bertrand un repertorio de una de sus épocas favoritas, los años de entreguerras (1918-39).