Dos funciones en forma de concierto un tanto extraña, ya que ha habido buenas luces y una especie de ‘decorado’ en forma de velos que iban cambiando de colores.Los personajes, vestidos con atuendo de estricto concierto, entraban y salían, e interactuaban de modo sobresaliente
El canto a la libertad de 'Guillaume Tell', que se funde con la paz de los elementos naturales, es uno de los momentos más altos de la música lírica, no sólo del teatro de Rossini.Estremecedor.
Vista la lluvia de estrellas, esta versión de 'Don Carlo' se esperaba con gran interés (todas las entradas están agotadas para todas las funciones).Aparte de la decepción escénica, y sin desdeñar en absoluto los excelentes resultados, la perfección estuvo cerca, pero en pocos momentos se alcanzó plenamente.
Sugestiva me pareció la atmosfera teatral del Teatro Comunale Pavarotti-Freni que parece haber evitado renovaciones intrusivas para mantener su encanto original.La tradicionalidad de los decorados pareció extenderse a la de la sala para así crear un todo casi mágico de integración entre la ficción escénica y la de un público ferviente entronizado en el decorado también de fábula de la sala de butacas.
Los grandes nombres de la dirección, la escenografía, el canto y el baile conforman un panorama en el que se combina la tradición con las nuevas propuestas.
La nueva producción -¿era realmente necesaria?- de Kokkos fue víctima del fuego cruzado de tradicionalistas y progresistas.En mi país natal decimos ‘no hay que gastar pólvora en chimangos’, o sea que no da como para una discusión de envergadura ni siquiera para protestarla.
En cuanto a la puesta en escena de 'Don Pasquale' uno se pregunta por qué se sigue llamando a Michieletto.¿Por qué esta penosa puesta en escena sigue circulando?Una puesta en escena que impide una correcta representación debiera ser puesta fuera de la circulación, ¿no?
Llama la atención en 'I Lombardi' una rareza dramatúrgica: la aparición post mortem de Oronte, lo que es curioso porque la tradición italiana del teatro es realista, no ama lo ultraterreno y cuando en la ópera italiana aparecen los fantasmas estos son traídos de la mano de la gente del norte, Shakespeare, Walter Scott …
Mariotti consiguió hacer llegar la propuesta humana de Verdi que el protagonista proclama en el gran concertante, pero sobre todo el llanto de la humanidad que como Fiesco siente el reproche en medio de la piedad y que el coro remacha “s’avvolge la natura in manto di dolor’.
Pertusi lo tuvo fácil para imponer su gran clase: único en activo de aquellas representaciones parmesanas se mostró dueño del personaje con un fraseo soberbio y un color vocal y extensión adecuados.