Al otro lado del disco hay un compositor que nos acompaña, que nos hace sentir que no estamos solos, que existe la música ...y eso es un regalo precioso
If the programme was held together by few common threads – save perhaps for the prominent trumpet and the moments of heavy drumming shared by the three works – the quality of the performances yielded an evening of constant delights
Hay otro aspecto que me apetece destacar de Sokolov y es el rígido entrenamiento de sus dedos, cada uno de los cuales es como un buen soldadito desfilando, excepto que el resultado se parece más a un ballet.
El sonido de Sokolov es extremadamente limpio.Un encuentro con un sonido como llegado de otro tiempo que se impone y se hace diálogo íntimo, rostro contra rostro, incluso en un espacio tan grande como Kursaal.
Krichel ofrece una paleta sin precedentes así como toda la gama de matices de un lirismo sin empalagos.Su virtuosismo no es un alarde de demostración, y su poética es la de un músico que sabe reflexionar sobre lo que toca.
Es casi seguro que Damrau ya no posee sus famosos sobreagudos, pero para lo que hizo no los necesitó ni poco ni mucho.Su timbre sonó con más cuerpo, más ‘lírico’ y personalmente me sobran los dedos de una mano para recordar uno tan bello en la cantilena de Anna Bolena o en la ‘Casta diva’.
La voz de Grigorian es apabullante.El timbre, en un primer momento, parece casi de mezzo por lo ancho y carnoso del centro, pero sube al agudo con una facilidad pasmosa.Un agudo restallante en el forte, y delicadísimo en el piano.
La Polonesa en fa sostenido menor trata claramente de la tragedia del pueblo polaco, víctima del imperialismo ruso en la época de Chopin.Creo que los paralelismos con la situación actual son evidentes.