En 'Ô mon bel inconnu' Hahn trabajó con un escritor muy apreciado en Francia, famoso por sus juegos de palabras y poco conocido fuera del ambiente francófilo: Sacha Guitry
La prestigiosa revista Diapason organiza anualmente un concierto para presentar en directo las obras o los intérpretes que han obtenido el «Diapason d'Or»
Andris Poga es un consumado alquimista del sonido que sabe explotar las principales virtudes del grupo: con él no hay combinación sonora que no haya sido meditada, ni sonido feo, excesivo o con valor expresionista.
El mayor logro de Reynaldo Hahn en Ô mon bel inconnu es el relieve que alcanza la parte instrumental.La música se despliega en la voz de la orquesta, que alcanza autonomía y preponderancia por encima de las voces humanas.
Es posible imaginar los Année folles de Paris, en los que una sociedad traumatizada por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se lanzaba al placer para disfrutar de la vida, ignorando también deliberadamente las barreras morales.
La voz de Stagg es de líricoligera pero con capacidad e inteligencia para hacer frente a zonas centrales y graves.Su interpretación, en general descollante, tuvo momentos en que hacía pensar en la joven Fleming, también con ese punto de artificiosidad que no impide llegar al fondo en los momentos ‘serios’, pero que añade un cierto tipo de ‘charme’ a los más livianos
Su música es muy agradable de escuchar, aunque curiosamente difícil de situar cronológicamente.Sacré es muy consciente de los grandes autores de la historia del piano y en su propia música hace un revoltijo donde suenan Debussy, algo de Scriabin o Mompou, Chopin y Rachmaninov -¡cómo no!- y me pareció atisbar también Casella y Bartók.
“Quiero irme sin hacer ruido.No quiero anuncios públicos, ni velatorios, ni nada.Vine al mundo y no se enteró nadie, así que deseo lo mismo cuando me vaya.”
Nuestros amigos y familias en Ucrania y Rusia están separados por este momento trágico y sin sentido de la historia.Nos aterra ser testigos de cómo la agresión atroz prevalece sobre la paz, sobre la riqueza y la belleza del mundo.
Orlinski exhibió sus dotes de bailarín y sus conocidas habilidades para el breakdance junto a Desandre, con un auditorio enteramente conquistado ya en el dúo "Cheek to cheek" de Irving Berlin, en donde revivieron magníficamente con su canto y sus pasos de baile a Fred Astaire y Ginger Rogers.