La falta de Bournonville en los escenarios españoles es un déficit importante, sobre todo en comparación con las relativamente abundantes coreografías de Petipa.En comparación Bournonville puede parecer menos 'mágico', menos delicado incluso, pero no lo es.
Volpi ambienta la historia en un teatro, durante los ensayos del ballet Giselle, centrándose en el encuentro de Giselle y Bathilde, quienes experimentan algo nuevo, jamás vivido antes: una familiaridad, una atracción, un contacto profundo y cálido.
Quizá son estos tiempos donde la inteligencia artificial nos amenaza, donde nunca sabemos qué es real y qué no en el mundo de internet, donde la imagen y el selfie están desplazando a la personalidad, lo que hace que la historia de Coppelia se haya vuelto tan real e inquietante
Cardinais abordó un proyecto especialmente laborioso que fructificó en un espectáculo que implicó la participación de más de 100 estudiantes de diferentes especialidades artísticas, dando forma así a un proyecto pedagógico colaborativo.
Volpi y su compañía han alcanzado con su sobresaliente técnica altos niveles de calidad y virtuosismo, con un lenguaje muy dinámico, fresco y lúdico que los sitúan entre los grupos más creativos de danza moderna y neoclásica internacional.
En junio próximo el Ballett am Rhein presentará su más ambiciosa creación hasta ahora titulada 'Los cuatro nuevos temperamentos', anunció Volpi recientemente.Ésta velada incluirá la obra 'The four temperaments', de George Balanchine, con música de Paul Hindemith, así como el estreno de sendas piezas de cuatro coreógrafos de nuestros días: Michèle Anne De Mey (que abordará el temperamento flemático), Helen Blackburn (colérico), John Neumeier (melancólico) y Demis Volpi (sanguíneo), reunidos en 'The four new temperaments'.
La coreografía de Petit, uno de los grandes de la danza moderna del siglo XX, con música de las melodías más populares de Georges Bizet, nos entrega con mucho humor una Carmen de cuento de hadas al mejor estilo del entretenimiento vodevilesco y hollywoodense.
El SODRE es mi casa, es mi familia, mi carrera la construí ahí, fueron 10 años bailando para el BNS donde tuve los mejores compañeros del mundo, trabajé con estrellas que nunca me hubiera imaginado y bailé piezas que todo bailarín sueña con bailar.
Hans van Manen, un gran creador y siempre con nuevas ideas, es el último de la generación que hizo grande el ballet en Europa tras la Segunda Guerra Mundial: Roland Petit y Maurice Béjart estaban entre ellos, al igual que John Cranko y Birgit Cullberg.